Querido amigo lo has logrado. Deseabas que los médicos del
cielo y la Tierra te dejaran marchar para unirte a tus dos hijos que se
fueron antes. Sabías que, antes no era tu momento, debías seguir ayudando a tanta gente que
sufría.
La semana pasada nos dijiste un ¡hasta pronto!, pues el
tiempo y el espacio no son como lo concebimos desde nuestros sentidos físicos.
Todos los que te conocemos sabemos que tu presencia estará siempre con
nosotros.
Al cielo soltamos globos, como lo hiciste cuando se despidió
tu hijo Roberto, y nos emocionamos viéndolos elevarse a lo más alto.
Ayudaste por amor, a los que nos sentíamos desolados, ya que tú
siempre decías que la ayuda nunca puede ir condicionada a ningún tipo de
interés que no sea eso, amor.
Maricarmen y yo realizamos contigo varias meditaciones del “Vuelo
de la Mariposa” para contactar con nuestro hijo Diego. Aún dudo, sí esas
emociones que sentí fueron reales o imaginadas. Sí tengo la certeza que fueron
maravillosas.
Te comenté que sentía una envidia sana hacia ti, pues tú no
dudabas de la vida más allá de la muerte y me respondiste que era todo parte de
mi evolución espiritual pero que, al final, lo lograría.
Compartimos ese
sentimiento tan fuerte hacia la figura de Jesús pero yo me sentía “abandonado
por él y enfadado”. Me contestaste que cuando murió tu hija Elena “ te cagaste
en él después de haberle amado tanto”, no podías entender la razón del llevarse a
una niña que enfermó de cáncer.
Pensaste incluso en el suicidio, pero implorando a Jesús te
rendiste mientras, Ana, tu mujer, decía que sentía y olía a la niña en vuestra
casa. Paradojas del destino, fuiste buscando y acertaste con un tipo de
meditación que denominaste “El Vuelo de la Mariposa” para contactar con
nuestros amigos del azul. Aparentemente por casualidad yo buscaba en youtube
vídeos sobre la vida más allá de la muerte. Encontré a Emilio Carrillo y a través
de él acudí a ti para realizar ese primer Vuelo de la Mariposa.
Todo tiene una serie de causas y efectos, nada es por azar.
Me dijiste: “Jesús, no nos abandona. Está deseando que llamemos a su puerta
para recibirnos". Si todo no ha sido un juego de nuestra mente sé, seguro, que
tú, José Luis, estás a su lado.
gracias Manuel por todo tu apoyo y gracias también a tu mujer!
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