En la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975, el cineasta y escritor italiano Pier Paolo Pasolini fue asesinado en un descampado de Ostia, el puerto de Roma. Un chapero adolescente de 17 años, Pino Pelosi, confesó ser el responsable de la muerte. Según su declaración, Pasolini le había invitado a subir a su coche en los alrededores de la estación Términi y, una vez en el vehículo, le habría intentado violar lo que provocó la violenta reacción del joven. Homosexual muere asesinado. El relato con moraleja era fácil de digerir por el público que conocía la homosexualidad declarada de la víctima.
El novelista Alberto Moravia y la actriz Laura Betti denunciaron en los tribunales la imposibilidad de que un diminuto Pelosi hubiera conseguido con la ayuda de un bastón acabar con la vida de un adulto más corpulento y practicante de artes marciales, pero la versión oficial se impuso y se tapó todo. Pelosi fue a la cárcel hasta que, años después, reconoció en el programa de televisión ‘Sombras sobre el misterio’, en 2005, que había mentido.
Declaró que, tras haber practicado sexo oral con el director, se apeó del coche “para orinar” y, en ese momento, aparecieron tres desconocidos que, tras agredirle a él, “sacaron al señor Pasolini del coche y empezaron a golpearle con una violencia inaudita”. “El pobre gritaba mientras le masacraban”, añadió Pelosi, quién, tras desaparecer los agresores, contó que tomó el coche del cineasta y pasó involuntariamente por encima de su cuerpo. Pelosi también aseguró que en la noche del crimen, bajo la tapicería del vehículo de Pasolini, había "tres o cuatro millones de liras" que el director entregaría a cambio de unas cintas de la película Saló o los 12 días de Sodoma (1975), robadas con anterioridad. El dinero “nunca fue encontrado” y señaló que en el lugar de los hechos había "tres automóviles, una motocicleta y al menos seis personas", si bien no fue capaz de especificar su identidad.
En ‘La maquinación’ (La macchinazione), un film de David Grieco propone que el cineasta llegó hasta allí para pagar el rescate por el negativo de Saló o los 120 días de Sodoma. La cita era una trampa para asesinarlo y el adolescente, solo un gancho. Según el film de Grieco, el poeta y cineasta fue asesinado por orden de Eugenio Cefis porque había indagado detalles de los turbios negocios ilícitos del presidente del ENI (Ente Nazionale Idrocarburi) y Montedison, a quien se atribuye la fundación de la organización mafiosa P-2 y que antes, había hecho precipitar el avión de Enrico Mattei, en 1962.
La hipótesis del film parte de la novela-investigación’ Petrolio’ que Pasolini estaba escribiendo y, que quedó inconclusa. Entre sus protagonistas aparecía Eugenio Cefis, titiritero de los poderes de país, presidente de ENI y Montedison y miembro de la logia masónica P2. Para el director, Pier Paolo Pasolini fue asesinado por sicarios de la mafia de Roma para hacer un favor al poder político y económico. El film recorre las últimas semanas de vida del director italiano cuando está montando su película más escandalosa, ‘Salò o las 120 jornadas de Sodoma’, se topa con el misterioso autor de un libro-denuncia sobre Cefis al que persiguen los servicios secretos, y mantiene una relación con un joven arrabalero romano ligado a la delincuencia llamado Pino Pelosi. Los negativos de Salò, misteriosamente, son robados. Pelosi participa en el hurto. Para recuperarlos, Pasolini es llevado a una trampa bien planificada que acabará siendo fatal.
Otra película ‘La verdad oculta’ de Federico Bruno acusa al Vaticano, a la Democracia Cristiana, al neofascista Movimiento Social Italiano, a los servicios secretos y a la policía de connivencia con la Mafia y el crimen organizado para deshacerse de un hombre que, además de la desafiante reivindicación de su homosexualidad, lanzaba arengas contra la clase política italiana desde su columna en el Corriere della Sera y amenazaba con dar a conocer oscuros secretos de Estado en una novela que estaba a punto de publicar, Petróleo, sobre la muerte del presidente del ENI (Ente Nacional de Hidrocarburos), Enrico Mattei, en 1962.
Bruno sostiene que los autores del hurto llamaron al director de Saló ofreciéndole devolvérselas en un descampado junto a la playa de Ostia, adonde este acudió con Pelosi. Tras el robo estaba la mano de los servicios secretos que habían preparado la emboscada. Una vez allí, el chapero que sirvió de cebo fue agredido junto a Pasolini por un grupo de matones que apalearon con saña al escritor y pasaron por encima de su cuerpo varias veces con un Alfa Romeo similar al suyo. El cadáver quedó irreconocible. Pelosi, amenazado de muerte, huyó del escenario en el coche de Pasolini, pero unos policías ¿casualmente? estacionados cerca del lugar, lo detuvieron inmediatamente. Para salvar la vida, el joven se autoinculpó. Como era menor de edad, fue condenado a nueve años y medio de cárcel, de los que cumplió siete.
En casos como este hay tres niveles de implicación: el que toma la decisión, el logístico y el ejecutivo", explica Bruno. El primer nivel lo forma el poder, el establishment o lo que en Italia se llama Il Palazzo. Tanto las esferas eclesiásticas como la derecha italiana deseaban la muerte de Pasolini por las informaciones que poseía. La logística la pusieron los servicios secretos y mandos de la Policía. El brazo ejecutor fue la mafia de Roma, que envió a sus sicarios a hacer el trabajo sucio. En las horas siguientes, en el domicilio del cineasta se produjo un robo atípico, el del capítulo 21 del manuscrito de Petróleo, desaparición que la prima de Pasolini, Graziella Chiarcossi, denunció para retractarse tres días después. La investigación judicial rechazó analizar el automóvil de Pasolini y lo devolvió a la familia mientras Pelosi tuvo como defensor a Rocco Mangia, famoso abogado de la derecha que un joven marginal no hubiera podido pagar.
En 2010, un senador del partido de Silvio Berlusconi condenado por asociación mafiosa, Marcello DellŽUtri, declaró públicamente poseer el capítulo perdido de ‘Petróleo’, el libro póstumo en el que Pasolini estaba investigando sobre algunos asesinatos cometidos en la década de los 70. Según muchos expertos, los datos de este capítulo conducirían hasta los verdaderos asesinos. Así lo dejó entrever DellŽUtri antes de de ser interrogado, quien, a pesar de no dar detalles del texto, sí señaló que sorprendería a todo el mundo, ya que daba detalles de la muerte de Enrico Mattei, presidente de la petrolera Eni, en un misterioso accidente aéreo en 1962.
Las circunstancias de aquel crimen siguen sin aclararse por completo muchos años después y es que Pasolini fue testigo y partícipe, seguramente, de ese mundo de perversiones sexuales: pederastia, dominación, etc. Un intelectual decadente - según el Partido Comunista italiano en el que militó -, un cristiano que muestra su espiritualidad cristiana dirigiendo ‘El Evangelio según San Mateo', pero que no logra desatarse de la invitación a la concupiscencia extrema con la que Satanás lo atrae. Un intelectual poliédrico en el que solo una cosa tenía muy clara: “era escritor” y por esa razón, necesitaba crear y contar todo lo que giraba a su alrededor.
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