El Atlético es un grupo formado desde la vertiente defensiva – como cualquier equipo pequeño – y ha logrado una envidiable solidez de contención – aunque son humanos y, a veces, la pifian – que demuestra con cifras ser el conjunto que menos goles encaja.
La doble cara de la moneda es su ataque. Los atléticos añoramos delanteros como Gárate, Hasselbank, Hugo Sánchez, Baltazar, Vieri, Forlán, Agüero, Falcao, Diego Costa. La labor de los tres últimos de la lista debía suplirse con los últimos fichajes: Mario Mandzukic (el mejor de la última mala racha), Jackson Martínez, Vieto y Gameiro. Ninguno de ellos ha dado la talla de goleador.
Además, Torres es, actualmente, una rémora para el equipo, mientras que Carrasco y Correa no acaban de explotar como “jugones”. Sólo Griezman goza de puntería suficiente porque no duda y dispara bien, aunque tampoco es el prototipo de goleador. Lo suple con su inteligencia en el campo, sus pases, su esfuerzo. Todas los elogios recibidos son merecidos.
Vayamos a las cifras, en la Liga Santander 2017, el Atlético ha recibido 25 goles, el Real Madrid 36 y el Barcelona 32. Si miramos los goles a favor, la lista la encabeza el Barcelona con 94, Real Madrid 84 y Atlético con 60.
La superioridad de los equipos grandes se manifiesta en su capacidad atacante - como si fuera un ejército - y tener a un Messi o a un Suárez es lo que da la ventaja competitiva.
Mi admirado Cholo ha dado vida a un Atlético que estaba desahuciado y siempre, desde la humildad y realidad, ha declarado que el Atlético está cerca de ser uno de los grandes, pero le falta un escalón y ese escalón es que le fiche el club a un goleador de primer nivel.
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