Los medios de comunicación destacan en sus páginas comentarios sobre el bitcoin y el resto de criptomonedas. Posiciones a favor y en contra, pero lo importante es, ahora, que se vaya hablando de ellas. Entre los detractores encontramos a los “auténticos interesados” en su promoción. Es interesante que no se sepa quién promueve dicho proyecto y también, en ocasiones concretas, lanzar noticias negativas para que el precio baje y tomar de nuevo posiciones para el futuro.
Hagamos un breve recorrido por la evolución del dinero y nunca confundamos valor y precio.
Las criptomonedas son tan ilusorias como el dinero en papel/billete. La raíz de lo “ilusorio” comenzó cuando Nixon ignorando los tratados de 1944 de Bretton Woods, que le obligaban a entregar a los bancos centrales de los 44 países firmantes, oro a razón de una onza por cada 35$ USA, abandonó ‘el patrón oro’, causando el mayor incumplimiento de toda la historia económica mundial.
El sistema de monedas fiduciarias (basado en la fe/confianza) actual sin el patrón oro es muy joven, nació el 15 de agosto de 1971. El sistema financiero actual se basa únicamente en la fe en el emisor, porque se desvanecen las restricciones técnicas a la cantidad de moneda que se puede crear. Así, los grandes gastos provocados por la guerra de Vietnam ocasionaron que EE.UU empezaran a solucionar sus necesidades financieras imprimiendo más dinero, con lo cual el dólar empezó a perder valor y provocó una fuga de capitales en el país.
La deuda externa era inmensa y provocó que en 1973 John Connally, el ministro de finanzas de Richard Nixon cuando se eliminaron los tipos de cambios fijos y se paso a la libre flotación del valor de las monedas, declarase: -“El dólar es nuestra moneda pero es vuestro problema”.
The Economist
La revista, bajo el control de la familia Rothschild publicó el 09 de enero de 1988, en su portada Get ready for a world currency (Prepárate para una moneda mundial). Antes Richard Cooper, de la Universidad de Harvard, propuso una sola moneda mundial en Asuntos Exteriores en 1984. Las élites siempre abanderan los cambios en su beneficio pero vendiéndolos a las masas con sus beneficios evidentes y sus pérdidas ocultas.
En 1988, The Economist publicó un artículo titulado, "Prepárense para el Fénix", donde escribieron: “En treinta años a partir de ahora, los estadounidenses, japoneses, europeos, y la gente en muchos otros países ricos o relativamente pobres probablemente pagarán sus de transacciones con la misma moneda. Los precios no se cotizan en dólares, yenes o marcos alemanes, pero lo hacen en Fénix. La moneda será favorecida por las empresas y los compradores, ya que será más conveniente que las monedas nacionales de hoy“.
“La zona fénix podría imponer serias restricciones a los gobiernos nacionales. No existirían cosas tales como, por ejemplo, una política monetaria nacional. El suministro de fénix sería fijado por un nuevo banco central, probablemente derivado del FMI. Esto significa una gran pérdida de soberanía económica nacional.
“El fénix probablemente se gestará como un cóctel de monedas nacionales”. Con el tiempo, sin embargo, su valor frente a las monedas nacionales dejará de importar, ya que la gente lo escogerá para comodidad y estabilidad de su poder adquisitivo”. La última frase sentencia: “Escribirán sobre el fénix alrededor del 2018, y le darán la bienvenida cuando llegue”.
Esos planes de futuro me recuerdan a los ya famosos Protocolos de Sión que citan la formación de un Super Gobierno Universal al que las multitudes aplaudirán.
El bitcoin y Satoshi Nakamoto
Las criptomonedas nacen en el 2009 cuando un programador llamado Satoshi Nakamoto (la verdadera identidad de Nakamoto sigue siendo desconocida. No se sabe si el nombre ‘Satoshi Nakamoto’ es real o un seudónimo, o si el nombre representa a una persona o grupo de personas) lanza bitcoin como una moneda digital que funciona como un medio de intercambio en la internet profunda, por lo tanto, es una moneda virtual, es decir, no hay una moneda física y sólo sirve para hacer compraventa de productos, acciones, servicios, etcétera, en la misma red.
Los programadores de estas monedas, mediante diferentes algoritmos matemáticos, señalan que es casi imposible que alguien pueda afectar la seguridad de estas transacciones; sin embargo, esta seguridad también ha originado que exista un número limitado de estas monedas en manos de pocos inversionistas, lo que le resta liquidez.
Entre sus ventajas destacan la reducción de costos de transacción, la rapidez para realizar una compra o venta en cualquier parte del mundo de un producto y servicio, a través de un monedero digital, de manera anónima y la posibilidad de incrementar las transacciones al eliminar a los intermediarios financieros y sus costos.
Las declaraciones públicas del sistema financiero parecen oponerse en general al uso del dinero digital ya que elimina costos de transaciones al intermediario financiero y, sin embargo, se sabe que las élites financieras han realizado grandes inversiones en bitcoin. No olvidemos que el uso anónimo de las criptomonedas se convierte en una fuente de evasión fiscal.
Como instrumento de inversión se puede asemejar a un esquema ponzi o piramidal, ya que, solo hay un número limitado de estas monedas, cuyo valor se mueve en función de la oferta y demanda, lo que ha generado una enorme volatilidad en su cotización haciendo que tenga subidas o caídas abruptas. En el caso de bitcoin, las monedas en circulación tendrán un tope en el futuro de 21 millones de unidades que pueden fraccionarse en unidades más pequeñas (equivalente a céntimos).
Bitcoin y bitcoin
Se utiliza normalmente el término bitcoin para referirse a la criptomoneda, sistema de pago o mercancía y el término Bitcoin se aplica también al protocolo y a la red P2P.
Los Bitcoins se generan a partir de un proceso conocido como minería. Cuando los diferentes gobiernos necesitan más dinero en metálico, lo que hacen es dar la orden para que se imprima un mayor número de papel moneda. Al hablar de Bitcoins cobra importancia el concepto de minería. Ésta consiste en un gran número de ordenadores repartidos por todo el mundo (llamados mineros) que compiten entre sí para encontrar la solución a un problema matemático.
El minero ganador se lleva una recompensa, que en este caso es una remesa de bitcoins. La cantidad de monedas que puede llevarse va a depender de la dificultad que tenga ese problema para resolverlo y además, a medida que pasa el tiempo, el sistema va disminuyendo esa cifra. Actualmente ya no merece la pena minar bitcoins desde el ordenador de casa, porque ahora hay máquinas mucho más preparadas y conectadas entre sí, que buscan no solo la recompensa, si no la eficiencia del sistema.
Para el periodista norteamericano Jordan Pearson, las computadoras que se dedican a la minería de bitcoins procesan funciones matemáticas "francamente inútiles" y lo único que hacen es demostrar que hicieron un trabajo” .
La Dra Catherine Mulligan de la universidad Imperial College de Londres señala que para producir los bitcoins en el año 2020 se consumirá tanta energía eléctrica como Estados Unidos. El consumo eléctrico vinculado a la minería de bitcoin es enorme y puede no ser sostenible.
Algunos apuntan a la posibilidad de que se puedan introducir virus en los ordenadores para chupar energía.
Además de bitcoin existen otras criptomonedas como son: ethereum, ripple y litecoin, por mencionar algunas.
El ansia de ganancias
La revalorización del bitcoin ha sido “milagrósa” desde sus inicios. Los expertos auguran aún un fuerte recorrido alcista. No obstante, debemos recordar las palabras de Rockefeller “Cuando mi limpiabotas invierte en bolsa yo lo vendo todo” y es que, después, de los tulipanes, la bolsa, los pisos y otras burbujas especulativas, el “ansia” del ser humano le impide aprender y seguirá cayendo dos, tres y cuatro veces sobre la misma piedra.
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