miércoles, 13 de febrero de 2019

Los fantasmas del Windsor



El medio digital Moncloa.com ha publicado un auténtico pelotazo informativo en el que denuncia un presunto trabajo realizado por el excomisario José Manuel Villarejo para la destrucción de documentos del BBVA, que estaban en manos de la auditora Deloitte en el edificio Windsor en Madrid. El Juzgado Central de Instrucción Nº6 ha pedido al medio digital Moncloa.com los documentos sobre la información publicada.


Dichos documentos se enmarcan dentro de la operación llamada Trampa por el propio Villarejo, en la que supuestamente estaba ayudando a Francisco González (FG), presidente del BBVA a mantenerse a salvo de lo que denominaron el Grupo Hostil, compuesto por los empresarios Luis del Rivero y Juan Abelló, además del ex ministro de Industria socialista Miguel Sebastián, que era entonces jefe de la Oficina Económica de Moncloa. Este "Grupo Hostil" presuntamente quería desbancarle de la presidencia de una de las dos mayores entidades bancarias de España.

En aquella época, la Fiscalía Anticorrupción investigaba la venta de la cartera de valores de Francisco González a Merryl Linch, llamada FG Valores. Aquellos documentos estaban en poder de Deloitte, la auditora cuya sede principal estaba ubicada en muchas de las plantas del Windsor y la Fiscalía había pedido a Deloitte una copia de aquellos documentos.

En sus informes sobre la operación de apoyo a FG, Villarejo dejó por escrito lo que iba a ser una "acción final" sobre los documentos comprometedores: "Eliminar rastros documentales de la firma de auditoría DEL., intento de sustitución de soportes documentales originales, en su defecto eliminación física de los mismos. En un documento posterior, pero casi calcado al primero, Villarejo cambia el concepto de "acción final" por una "nota final", con el asunto ya despachado.





El coloso en llamas

La noche del 12 de febrero de 2005 se detectó fuego en la planta 21 del edificio Windsor, ubicado en el centro financiero de Madrid. El coloso en llamas quedó calcinado y tardaron dos días en apagar el aparatoso incendio. Sin embargo, una semana después del suceso pudimos ver en televisión unas imágenes grabadas por una videoaficionada – pasadas cuatro horas del comienzo del fuego y cuando la mitad del edificio ardía en llamas – en la que se veía a dos personas moviéndose con linternas a través de una ventana.
Se obtuvieron dos vídeos más en el que aparecían ventanas iluminadas cuando, ya, se había desconectado la corriente eléctrica del edificio.

La Policía Científica certificó que las imágenes en las que aparecen figuras humanas, no eran falsas, pero - extrañamente - no confirmaba la presencia de personas dentro del edificio.

Posteriormente, los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid elaboraron un informe en el que se aseguraba que aquellas siluetas podrían ser producto de un reflejo dejando claro que no eran bomberos las imágenes que se apreciaban.

La versión judicial habló de un efecto óptico, es decir siluetas de edificios cercanos que se reflejaban en la fachada del Windsor. Fueron los famosos fantasmas. El juez instructor se lavó las manos: “Aunque se pudiera admitir la posibilidad de la presencia de personas en el interior del edificio Windsor, no existe evidencia alguna de que ello pudiera haber tenido alguna incidencia en la causación o propagación del incendio”, dijo en su auto de archivo.

Interrogantes

Cuando sucedieron los hechos una gran parte de los españoles sabíamos que una colilla y una serie de sucesos concatenados no eran la causa del incendio. No sabíamos quién ganaba y quién perdía con dicho suceso. ¿Quiénes tenían que tragar con dicho silencio y por qué motivo? En estos momentos ¿quién gana con la denuncia y por qué lo hace ahora?. Esperemos que salga toda la verdad y no medias verdades con medias mentiras.


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