La prueba comenzó el pasado 9 de diciembre en Nort sur Erdre (cerca de Nantes). Tras los tres meses de “contrato de prueba”/eventual, una encuesta a clientes y agentes permitirá valorar las posibilidades y el interés de mantener o desplegar más robots en estaciones.
Pepper, ha sido desarrollado por la compañía franco-japonesa de robótica Aldebaran. Las aplicaciones específicas para SNCF han sido desarrolladas por Hoomano, una empresa especializada en la interacción hombre-robot. Por lo tanto, goza de doble nacionalidad por lo que se utiliza en Japón desde 2014 y en 2015 se usa en tres hipermercados Carrefour en Francia.
Lo interesante de Pepper es que cuenta con un aspecto simpático, que causa una mejor impresión que los robots que se quieren parecer a humanos. También es capaz de reconocer emociones humanas, y por lo tanto adaptarse a las circunstancias. Pepper es una nueva forma de comunicación para las compañías, en las que entra en juego la voz, lo táctil, y también las emociones.
Pepper, además de informar, también recolectará datos de los viajeros a través de encuestas. Su nuevo trabajo no difiere demasiado al que le estaban dando en Japón, es decir, un robot recepcionista o que sirve información relativa al lugar donde se encuentra.
En la estación se encarga de dar horarios de salidas y llegadas, además de datos turísticos sobre la ciudad en la que se encuentra la estación.
En definitiva, como atracción o juego que supone una novedad es bienvenido, pero por mucho que interactúe no podrá sustituir la simpatía, la mirada y sonrisa de una informadora/or - para que no me llamen machista-.
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