martes, 5 de enero de 2016

Santander, montañesa y marinera

Me apetece escribir sobre Santander, la salida al mar de Castilla. Cantabria es un invento de la España autonómica porque Santander es Castilla La Vieja, aunque posea, entre otros, un sello de identidad indiscutible: el mar.


Me siento vinculado a La Tierruca porque mi padre nació en una aldea cerca de Reinosa (San Miguel de Aguayo) y, cuando yo era niño, me narraba numerosas historias de su niñez y juventud en aquella fértil tierra donde los prados eran muy verdes y la mar muy brava.


Dibujaba las casas de los pasiegos, las albarcas, los carros tirados por bueyes, las casonas señoriales con sus escudos heráldicos, las peleas de los marineros, los juegos de bolos, las disputas de traineras entre Castro Urdiales, Astillero y Pedreña, la riqueza gastronómica de verduras y legumbres (cocido montañés), la carne y leche abundante de sus vacas y los pescados/sardinas y mariscos que el mar proporciona.

¡Y como no!, el famoso Racing de Santander “que suele jugar mucho/o no jugar/según le da/según le da”. Sin olvidar al Torrelavega, pero en un segundo plano. De hecho, Santander ha dado jugadores al Real Madrid como Gento, Pachín, Santillana, Aguilar, Corral, etc y, por supuesto, también al Atleti/mi equipo.

           

El escritor mejor exponente de aquella tierra ha sido José María de Pereda con una obra realista-costumbrista de La Montaña. Ha presentado  aquellas tierras como la idealización de las costumbres del pueblo frente a las urbanas. Sus obras más destacadas son Sotileza (1885), obra en la que retrata la forma de vida de los pescadores, y Peñas arriba (1895), centrada en los habitantes de montaña. Sus ideas carlistas, sin embargo, no le impidieron hacer amistad con escritores de ideología contraria, como Galdós y Leopoldo Alas «Clarín/liberales.

También me hablaba de los indianos que eran los que marchaban a Ámerica a hacer fortuna y cuando regresaban a su tierra debían/costumbre social construir una iglesia o una escuela. El pueblo les reconocía el regalo y su condición de éxito, si no hacían así  - aunque vinieran con mucho dinero – no era reconocida su valía.

Campo, mar y comercio

Hasta 1900 el desarrollo de Santander irá unido al comercio creciente con las colonias españolas, siendo el puerto salida de gran parte de los productos de Castilla. Este auge económico hizo florecer una burguesía mercantil que, desde mediados del siglo XVIII a finales del XIX, impulsa el desarrollo urbano de la ciudad.


El Sardinero es el barrio más turístico de Santander y donde vive la clase acomodada, amén del turismo. Allí, se encuentra el estadio de El Real Racing Club de Santander, así como las playas de El Sardinero y La Magdalena. En él también se encuentra el Palacio Real de la Magdalena acompañado de varias casas de la 'Belle epoque'.

El Palacio de la Magdalena, de estilo ecléctico, con influencias inglesas, fue construido en 1909 por suscripción popular como regalo para la Familia Real española y es que Alfonso XIII y Victoria Eugenia se hospedan junto a la aristocracia entre Santander y San Sebastián.


Santander es una ciudad mayoritariamente conservadora, donde los cenetistas/como mi padre eran bichos raros. Suele ocurrir en las provincias pequeñas y, quizás, por eso y porque faltaba el trabajo mi padre marchó a Madrid y mis tíos a Barcelona. Las siguientes generaciones fuimos madrileños y barceloneses.

Mi padre recordaba cuando era niño ver jugar en El Sardinero al abuelo Botín, el viejo patriarca que se desplazaba en tren hasta el Paseo de Pereda. Ese genio de las finanzas que es una leyenda bancaria y que sentenciaba: “Ricos, lo que se dice ricos, somos muy pocos" y "Casi nadie gasta de acuerdo con lo que tiene. Unos viven por encima de sus posibilidades y otros por debajo". La familia Botín ha estado siempre entre los segundos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario