Mao Zedong se había hecho con el poder en el Partido Comunista de China en la década de 1930, contrariando las preferencias de Moscú por otros dirigentes de formación soviética como eran Bo Gu y Wang Ming. Los reveses de estos dirigentes en la lucha contra el ejército nacionalista chino de Chiang Kai-shek convirtió a Mao, después de la Larga Marcha, en el líder indiscutible del Partido Comunista Chino.
Chiang Kai shek, líder del Partido Nacionalista Chino Kuominntang
A pesar de ciertas diferencias, la alianza de Mao y Stalin era muy ventajosa para ambos. Para la URSS la victoria comunista en la Guerra Civil China de 1949 suponía el acceso al poder de un Partido Comunista en el país más poblado del mundo. Un movimiento de suma importancia en la expansión de su sistema político y su influencia global. China lograba ayuda económica, militar, tecnológica de la Unión Soviética pues tras la guerra de Corea no podía esperar ninguna ayuda de Occidente. Los intereses cuadraban y las diferencias como la idea de Mao Zedong de desarrollar una idea propia del leninismo basada en el campesinado como elemento revolucionario frente al obrero urbano según la ortodoxia de la URSS quedaban en un segundo plano y se entendía dentro de la idiosincrasia de cada país y de su revolución.
Por conveniencia mutua, la realidad era que dicha alianza era firme así se recogen testimonios escritos y verbales en los que Mao señala a Stalin como “amigo del pueblo chino”.
“Felicitar a Stalin no es una formalidad. Felicitar a Stalin significa apoyarlo, apoyar su causa, la victoria del socialismo y el rumbo que él señala a la humanidad, significa apoyar a un amigo querido. Pues hoy la gran mayoría de la humanidad está sufriendo y sólo puede liberarse de sus sufrimientos siguiendo el rumbo señalado por Stalin y contando con su ayuda”.
Tanto China y la URSS mantuvieron su alianza en la política internacional tras la muerte de Stalin en marzo de 1953, y en 1954. Sin embargo, la subida al poder de Nikita Jrushov sí reveló profundas discrepancias entre ambos países.
Así, el gobierno soviético orientó su política hacia una “coexistencia pacífica” con Estados Unidos y Occidente, por lo que Mao y el Partido Comunista Chino acusaron a la URSS de revisionismo. En febrero de 1956, Jruschov emitió su célebre Discurso secreto condenando el régimen de Stalin y sus políticas, Mao Zedong reaccionó agriamente debido a la fuerte adhesión que éste había mostrado previamente al estalinismo.
Así, Mao empezaba a ver a su país como el nuevo referente mundial de la lucha comunista, que debía abandonar a una Unión Soviética que "traicionaba a la causa ideológica". El dirigente soviético rehusó apoyar las acciones militares de las fuerzas armadas chinas, contra los archipiélagos de Matsu y Quemoy, controlados por el régimen nacionalista de Taiwán al final de la década de 1950.
En el año 1960, los soviéticos pactaron una solución pacífica con los Estados Unidos tras el incidente del avión espía U-2 pero Mao declaró que la reacción de la URSS debió ser mucho más agresiva contra los estadounidenses. Ante la severa crítica de la política soviética en la prensa china, Moscú ordenó la salida de todos sus expertos técnicos y militares establecidos en China y cancelaba los proyectos de cooperación técnica en el país asiático.
La URSS condenó al régimen de Enver Hoxha en Albania mientras la delegación china lo felicitaba por mantener la "ortodoxia estalinista" y en 1962, China condenó la posición soviética durante la Crisis de los misiles en Cuba acusándolo de "pasar del aventurerismo a la capitulación" ante EE.UU.
Otra manifestación de la ruptura se mostró en las relaciones internacionales de China y de la URSS así como en su apoyo a movimientos comunistas del resto del mundo, que empezaron a definirse como maoístas si apoyaban las posiciones de China o como prosoviéticos si mantenían su lealtad hacia la URSS. Del mismo modo, ambos países en pugna compitieron mutuamente para alcanzar mayor influencia entre los movimientos comunistas del Tercer Mundo en Asia, África, y América Latina, aunque en estas áreas la Unión Soviética logró mayores adhesiones.
Cuando Jruschov fue depuesto del poder en la Unión Soviética se produjo un nuevo acercamiento y ambos países apoyaron a Vietnam del Norte durante la Guerra de Vietnam, pero el régimen vietnamita buscó respaldo financiero y militar en la URSS mientras que en Indochina surgieron tres gobiernos comunistas cuya filiación ideológica resultó diversa: Vietnam y Laos se mantuvieron como aliados de la URSS mientras que Camboya (gobernada por los Jemeres Rojos) se alió con China.
Del mismo modo, China no apoyó la reacción soviética contra la Primavera de Praga de 1968 ni se pronunció contra el golpe de estado de 1973 contra Salvador Allende en Chile. El gobierno de Pekín tampoco mostró entusiasmo alguno tras el triunfo sandinista en Nicaragua en 1979 al saberse que el nuevo régimen nicaragüense mantendría una alianza con la URSS. Por el contrario, después que Vietnam invadiera y ocupara Camboya en diciembre de 1978 y expulsara del gobierno a los Jemeres Rojos para instalar un régimen pro-soviético, China invadió fallidamente el extremo norte de Vietnam en una breve campaña bélica en febrero de 1979.
Luego, surgieron los problemas fronterizos entre China y la URSS y la derrota de China en Vietnam acercó la diplomacia china a la norteamericana. Una reunión bilateral entre Mao y el presidente estadounidense, Richard Nixon, celebrada en Pekín en 1972 provocó el acercamiento de los antaño rivales. Este acercamiento fue denominado “la diplomacia del pig-pong” pues comenzó con un intercambio de partidas de tenis de mesa entre jugadores chinos y estadounidenses. Esto le permitió al régimen de Mao arrebatar a la República de China, el régimen establecido en Taiwán por los perdedores de la guerra civil, el asiento de China en las Naciones Unidas y lograr por fin el reconocimiento diplomático de la mayoría de los países occidentales que seguían reconociendo al régimen de Chiang Kai-shek en Taiwán como gobierno legítimo de China.
Al fallecer Mao en 1976 y tras ser removidos del poder los miembros de la Banda de los Cuatro, el nuevo régimen de Deng Xiaoping inició una serie de reformas económicas en China destinadas a permitir el florecimiento del capitalismo en el país. Mientras, el líder soviético Mijail Gorbahov también se acercaba a pasos agigantados al capitalismo con su política de reformas.
Desde aquellos días, el principal Estado sucesor de la URSS, la Federación Rusa, ha asumido un sistema económico de tipo capitalista de modo similar al adoptado por China tras el gobierno de Deng Xiaoping a partir de 1980. Como resultado de esta "identificación económica" Rusia ha mantenido unas relaciones mucho más cordiales con la República Popular China al desaparecer la antigua rivalidad ideológica. Ahora, ninguno puede llamar “revisionista” al otro porque ambos lo son.
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