Estulin avala esta tesis con la inclusión de cientos de referencias y, entre éstas, la del banquero estadounidense, Bradley Birkenfeld, quien “descubrió 19.000 cuentas secretas en dicha entidad que acumulaban 54.000 millones de dólares”. Unas cuentas que “compartían el Gobierno de Estados Unidos, el británico, Arabia Saudí y los terroristas”. El banquero “se dirigió al Departamento de Justicia de Estados Unidos para declarar sobre el asunto. Testificó en una sesión cerrada del Senado de EE.UU, en la que estaba presente el entonces senador Barack Obama. Cuatro años después, ya como presidente, Obama declara que no entiende de dónde sacan el dinero los terroristas”.
El escritor asegura disponer de la documentación necesaria para defender los hechos que manifiesta en el libro y evitar cualquier tipo de acusación o litigio contra su persona o la editorial.También, desmiente las informaciones manipuladas que han publicado los medios de comunicación, como el supuesto dinero robado por los yihadistas al Banco Central de Mosul. “¿Qué banco tiene en su caja fuerte más de 400 millones de dólares?”.
Lo que está ocurriendo no es una guerra de religión/es un instrumento, sino un juego geopolítico dirigido por la OTAN para controlar recursos naturales y económicos derribando a los opositores pequeños para estrechar el cerco a los grandes rivales. Hay una frase de Estulin que me produce estupor: “China y Rusia saben que después de Siria viene Irán. Tras Rusia lo que viene es el fin del mundo”.
Hoy leo la siguiente noticia: “Turquía derriba un avión de combate ruso en la frontera con Siria” (El País) y el diario El Mundo en una manipulación desbordada - falta de ética periodística – señala: “ Turquía derriba un avión ruso por violar su espacio aéreo cerca de Siria” y añade: “El ministro ruso de Defensa dice que aparentemente el avión es suyo”.
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