Utilizan y señalan a esos niños para que otros críos realicen esa labor de acoso - promovida y consentida,-ya digo -. Además, la Ley protege al menor – en este caso al menor verdugo – y, en caso de denuncia no pasa nada.
Los colegios concertados religiosos son - en su mayoría- un excelente caldo de cultivo para los pederastas que cuentan con todos los salvaconductos legales y políticos.
Mercedarios, maristas, Opus, Legionarios de Cristo, etc funcionan como auténticas mafias con raíces en la jurisprudencia y en los dos principales partidos nacionales: Partido Popular y PSOE. Ambos desde sus diferentes estamentos (Ejemplo: Consejerías de Cultura) se limitan una y otra vez a negar a los acusadores y defender a los colegios aceptando que los protocolos de actuación funcionan “siempre” correctamente. Les importa un bledo que certifiquen cientos de personas que eso no es cierto. Manipularán y tratarán siempre de esconder porque EL SISTEMA funciona así. Promocionarán vídeos denunciando el acoso y los abusos, pero administrativamente negarán una y otra y mil veces su existencia. Una doble cara, una hipocresía para engañar a quién quiere ser engañado.
Sin embargo, sí hay mucha gente dispuesta a destapar la verdad como lo hicieron los periodistas norteamericanos que destaparon los abusos sexuales en la diócesis de Boston en 2001 y que reflejó con maestría la película Spotlight. Además, cada vez son más los padres que denuncian - aún minoría - pero aumentando en gran medida, sin miedo a la calumnia y a las pérdidas económicas que resulta el contratar abogados, etc.
De hecho, la Santa Sede está recibiendo un gran número de denuncias al socaire de los nuevos aires que al menos “aparentemente” le está dando el nuevo Papa, al margen del incremento por vía civil en cada país.
Hasta el momento, los casos de pederastia se camuflaban a través del traslado a otros centros de los sacerdotes implicados en abusos sexuales para, posteriormente, retornarles al lugar de origen y seguir tratando con menores.
Beroglio ha manifestado públicamente que “No hay lugar en la Iglesia para los abusadores y sus cómplices” y que "Un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”.
Los auténticos cristianos deben eliminar a toda esta gentuza que ensucia y “toma el nombre de Dios en vano” para reclamar que “la verdad es la verdad, y tiene que salir a la luz”.
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