‘Tener Duende’ es sacar al Dios escondido

Escuché en una entrevista al tenor Plácido Domingo que el trabajo y la dedicación son fundamentales para lograr el éxito del público, pero hay “determinados momentos” que aparece “el duende” al que se refería García Lorca para conectarte de una manera muy especial con esas personas que te escuchan. Algo así, como una comunión de emociones en el escenario. Josep Carreras, a su lado, asentía y confirmaba dicha opinión, pero ¿qué significa la expresión: “tener duende”?.

La expresión se hizo muy popular tras su utilización por parte del poeta Federico García Lorca en un célebre discurso que tenía como tema “El duende en el arte flamenco” y en el que alababa las virtudes artísticas y casi mágicas de la famosa cantaora Niña de los Peines. En un extracto de una Conferencia dada por el poeta granadino nos apunta:

“Ángel y musa vienen de fuera;  el ángel da luces y la musa da formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o pliegue de túnicas, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre. La verdadera lucha es con el duende. "Verdaderamente tú eres Dios escondido", al fin y al cabo Dios manda al que lo busca sus primeras espinas de fuego. Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio. Solo se sabe que quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que hace que Goya, maestro en los grises, en los platas y en los rosas de la mejor pintura inglesa, pinte con las rodillas y los puños con horribles negros de betún”.

El duende, es una especie de don. Nunca avisa cuando va a hacerse presente y enaltecer a una persona. No se puede contar con él en el momento que a uno se le antoja, ni hacer que aparezca a propósito. Surge solo cuando nos olvidamos de ser perfectos a la hora de crear, y cuando nos disponemos a sentir con alma y espíritu.

El gran poeta Goethe lo definió así: “Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica”. Es un poder y no un hacer, no implica pensar, simplemente estalla y fluye.