La serie de televisión comienza en 1966 y nos narraba las aventuras, en treinta minutos, de sus cuatro componentes: Davy Jones (el cantante de cara aniñada que, curiosamente, era batería y que no le pusieron a tocar dicho instrumento debido a que por su baja estatura no destacaría detrás de los bombos y los platillos), Micky Dolenz (el más gamberrete y divertido), Michael Nesmith (el más serio, responsable e inconfundible por llevar un gorro de lana) y Peter Tork (el tonto adorable que tocaba el bajo). Los tipos de caracteres también tenían mucho en común con las respectivas personalidades de los Beatles.
Representaban “también artificialmente” la respuesta de una generación de jóvenes que mostraban su deseo de vivir sus propias vidas al margen de sus progenitores/de sus mayores. Ellos residían en una casa en la playa y nos mostraban un mundo juvenil, alegre y dinámico.
El conjunto era tan prefabricado que los productores norteamericanos idearon primero la serie y, después, buscaron el grupo. Un producto ficticio, copia de los Beatles, que tocaban música enlatada, pero que lograron grandes éxitos musicales como fueron “Last train to Clarsville” (que llegó a número uno en las listas musicales) y “I’am á believer”. La creación de grupos teledirigidos hacia el éxito mediante audiciones ha sido una constante comercial en los últimos años, otro ejemplo es el grupo Spice Girls.
La estética de la serie era muy importante y estaba muy influida por los realizadores europeos de la época creando auténticos proto videoclips con cada una de las canciones, si a eso le añadimos unos movimientos vigorosos de cámara, hablar al espectador, un montaje frenético, colores y moda de la época con minifaldas por doquier, el resultado era un look ultramoderno para la época.
Finalmente, las tensiones entre los miembros del grupo y los productores empezaron a crecer cuando los componentes del grupo empezaron a ser conscientes del éxito que estaban alcanzando y se rebelaron al papel de pájaros en una jaula de oro. Deseaban un mayor control musical de las canciones y huir de las tramas insulsas y tontorronas que les había convertido en famosos. Sin embargo, al abandonar la fórmula comercial del éxito sus fans empezaron a alejarse. Quizás, esos niños y jóvenes, sus antiguos seguidores, iban siendo más adultos y buscaban otro tipo de música que Monkkees, en su evolución, no había sabido acompañar en paralelo.
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