lunes, 11 de abril de 2016

La casa de la pradera es la idílica ficción de una familia cristiana

La historia de los Ingalls fue todo un fenómeno televisivo no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. La serie fue emitida entre 1973 y 1984 y su argumento se basaba en una serie de libros escritos por Laura Ingalls Wilder (1867-1957) en la que su autora contaba la historia de su familia ambientada en el lejano Oeste. El fin de la esta producción melodramática consistía  en mostrarnos los valores cristianos de la familia en un contexto duro de vaqueros, ganaderos, granjeros y luchas por el poder, pero donde también había lugar para la solidaridad, la buena vecindad y la amistad. Nos mostraba una familia unida, encantadora y superadora de todos los obstáculos.


La familia estaba compuesta por el padre (Michael Landon como Charles Ingells), la madre (Karen Grassle como Caroline ) y las cuatro hijas (Laura, Mary, Carrie y Grace).

Junto a ellos también estaban los Oleson, eran los propietarios del almacén de Walnut Grove, el pequeño pueblito de Minnesota donde transcurría la mayoría de las tramas de la serie. El señor y la señora Oleson, él era el propietario de un almacén y una bellísima persona y ella una mujer chismosa, soberbia e interesada. El matrimonio tenía dos insufribles y malcriados retoños: Nellie y Willie, que acosaban continuamente a los hijos de los Ingalls. En las últimas temporadas, Nellie y Willie cambian su actitud después de que Nellie se case con un hombre de negocios judío y profesor de química y Willie mantenga una charla sincera con Laura, que era para entonces su profesora en la escuela de Walnut Grove.

Con el tiempo, el éxito y el paso de los años otros personajes se fueron incorporan do al reparto. Un niño de acogida que aumentó la familia Ingalls y, en los últimos capítulos, los respectivos novios y luego maridos de Laura y Mary cuando estas se hicieron adultas.



El actor Michael Landon, hasta esa fecha conocido por su papel de Little Joe en ‘Bonanza’, otro clásico de la televisión, impregnó a cada uno de los 208 episodios de los que constaba la serie de un tinte melodramático en el que combinaba el drama con algunos momentos cómicos.

El padre tocaba la armónica, fumaba en cachimba ("con elegancia") porque en aquella época “el fumar delante de la esposa e hijas no era pecado aún. Las niñas corrían por la hermosa pradera verde cogiendo margaritas junto a un perro feliz de respirar aire libre.

Sí, la película gustaba, nos gustaba… cuando nuestra inocencia no analizaba los contenidos manipuladores que nos mostraba una realidad que no era tal.

Así, la publicación posterior de todos los libros de la autobiografía de Laura Ingalls (1867-1957), autora y protagonista de "Little House on the Prairie", arrasó el mercado americano con revelaciones sobre la vida real de Laura Ingalls. 


En esta biografía de relatos censurados en la serie, Laura Ingalls narra hechos de su vida que jamás habrían podido formar parte de la ficción, como que uno de sus vecinos prendió fuego a su casa e intentó arrastrar a su mujer de los pelos hasta echarla al fuego o que ella misma estuvo a punto de ser violada por el marido borracho de una de las ancianas a las que cuidaba.

La violencia era algo frecuente. Era parte de la vida de los pioneros. Nada de una bonita cabaña en mitad del campo: la familia Ingalls nunca tuvo un hogar en su propiedad, se veían obligados a mudarse continuamente. Y es que sólo las personas más candorosas podían pensar que la serie ofrecía una imagen absolutamente fiel de lo ocurrido

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