martes, 15 de marzo de 2016

Así habló Zaratustra el poeta

“Los poetas mienten demasiado. Más también Zaratustra es un poeta”. El filósofo y poeta alemán Friedrich Nietzsche escribe entre 1983 y 1985 su obra maestra ‘Así habló Zaratustra’ en donde aparecen sus principales ideas expresadas en forma de fábula, en la que se mezclan elementos narrativos, conceptuales y líricos. Toda la obra posee un carácter poético y se encuentra llena de símbolos y metáforas, lo que hace difícil su lectura e interpretación. Las ideas principales del libro son: la muerte de Dios, la voluntad de poder/el superhombre y el eterno retorno.


Zaratustra es un ermitaño que vive recluido en la montaña, donde a lo largo de su retiro reflexiona sobre la vida y la naturaleza del hombre. Una vez siente que es el momento adecuado, decide regresar al mundo para comunicarle el fruto de su conocimiento. En cierto modo, y como referencia a la Biblia y la tradición cristiana, presente a lo largo de toda la obra, Zaratustra es un mesías que lleva al hombre la noticia de su salvación; y al igual que Juan el Bautista anunció la llegada de Jesús, Zaratustra proclama el advenimiento del Übermensch/el superhombre. Recoge muchísimos elementos de la Biblia para transformarla , como la “antítesis” de la Biblia, siendo Zaratustra antagónico de Jesús.

“ Cuando Zaratustra tenía treinta años, abandonó su patria y el lago de su patria y fue a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de ello. Pero finalmente se transformó su corazón, - y una mañana se levantó con la aurora, se paró ante el sol y le habló así: ¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras aquellos a quienes iluminas!. Diez años has venido subiendo hasta mi caverna: de tu luz y de este camino te habrías hartado, sin mí, mi águila y mi serpiente. Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te tomábamos tu sobreabundancia y te bendecíamos por ello. ¡Mira! Estoy hastiado de mi sabiduría, como la abeja que demasiada miel ha recogido, requiero de manos que se extiendan.  Quisiera regalar y repartir, hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a alegrarse de su locura, y los pobres, a alegrarse de su riqueza. Para ello tengo que descender a la profundidad: como haces tú al atardecer”.

El profeta peregrina entre las páginas en medio de extrañas prédicas, acompañado de dos animales simbólicos: el águila y la serpiente.  La serpiente, el animal más inteligente, está enroscada en el cuello del animal más orgulloso. Sin embargo, el orgullo poco tiene que ver con la mera arrogancia o la presunción si no con una fuerza que nos empuja hacia arriba, alejándonos de lo que hay de inferior en nosotros. También menciona las figuras del guerrero (que representa la valentía) y el sacerdote (la astucia y el engaño).


Zaratustra regresa a su montaña, incomprendido por los hombres que no entienden cuanto dice y se ríen de él. Finalmente, nos presenta a un Zaratustra anciano y desanimado ante el fracaso de su tarea, pero que todavía tiene la fuerza suficiente para reivindicar la necesidad de aquellos que denomina “hombres superiores”. Éstos serán los únicos que podrán comprender su doctrina y vivir según la filosofía que Nietzsche representa: son los verdaderos “superhombres”, que habrán anulado la mediocridad de la cultura occidental y constituirán una nueva clase de filósofos.

Nietzsche otorga a su libro un carácter mesiánico y escribe: “Con él he hecho a la humanidad el regalo más grande que hasta ahora ésta ha recibido. Este libro [...] no es sólo el libro más elevado que existe, [...] es también el libro más profundo, nacido de la riqueza más íntima de la verdad”. Sin embargo, en otra parte del texto señala: “La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad”. Esta ambivalencia, que puede interpretarse como ambigüedad o contradicción, es característica de la obra nietzscheana.

La muerte de Dios.

“Dios ha muerto” es la manera de expresar Nietzsche que la idea de Dios no es capaz de actuar como fuente del código moral o teleológico. La muerte de Dios conducirá, dice Nietzsche, no sólo al rechazo de la creencia en un orden cósmico o físico, sino también al rechazo de los valores absolutos — al rechazo de la creencia en una objetividad y una ley moral universal, que se ejerce sobre todos los individuos. De esta manera, la pérdida de una base absoluta de moralidad conduce al nihilismo. Dios deviene en una figura en extinción. Ya no sustentará falsos valores, escalas erróneas de valores. No uno sino todos los dioses se extinguirán y esa ausencia permitirá al hombre obtener su plenitud. Sólo vivirá la vida, y la vida es siempre, cuando no es acallada por la mentira y por la falsa moral, “voluntad de poder”. Voluntad de más vida, que ama los hechos tal como son y busca la superación. Muertos están todos los dioses, ahora queremos que viva el superhombre.

Voluntad de poder

Es el motor principal del hombre: la ambición de lograr sus deseos, la demostración de fuerza que lo hace presentarse al mundo y estar en el lugar que siente que le corresponde; todas esas son manifestaciones de la voluntad de poder. Otro punto particular de la voluntad de poder es que también representa un proceso de expansión de la energía creativa que, de acuerdo con Nietzsche, era la fuerza interna fundamental de la naturaleza. El concepto de la voluntad de poder en el pensamiento de Nietzsche ha cobrado muchas interpretaciones, siendo la más discutible la apropiación y explotación por el nazismo como el deseo por la pasión y del poder (poder entendido en este caso como el concepto más limitado de "dominación” o “darwinismo social”/la raza aria). Otras interpretaciones presentan al hombre intentando siempre superarse a sí mismo, mejorar en todas sus facetas, etc. No tiene en cuenta lo que los demás piensen o digan de él, se enfrenta a la vida y asume la realidad, procura vivir de una manera tal que si tuviera que vivir de nuevo infinidad de veces esa misma vida, sería feliz al hacerlo. Es un hombre libre que repudia la debilidad y la esclavitud.



El Superhombre

Es una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder. Una de las ideas que ha defendido con mayor interés, es que los valores tradicionales representados por el cristianismo someten a las personas más débiles a una "moralidad esclava", el "espíritu gregario", que no provocan en ellos más que un estado de resignación y conformismo hacia todo lo que sucede a su alrededor. Para él, esos valores tienen que desaparecer para que aparezcan otros nuevos que representen su prototipo de hombre ideal, al que él mismo llamó Übermensch. Combate la moral impuesta por las religiones e impulsa una moral que surja desde lo más profundo de las personas. Este Übermensch no cree en las cosas que prometen las religiones después de la muerte, él sólo cree en lo real y en lo que puede ver. Es un ser que, ante todo, razona; aunque eso no quiere decir que no sienta. Este Übermensch se deja llevar por sus pasiones y sus sentimientos, pero a su vez, se domina a sí mismo; no busca sólo el placer, esa sería la diferencia con "el último hombre" el último peldaño hacia el Übermensch. Nietzsche contradice en esto totalmente a Platón y a Sócrates, los cuales consideraban totalmente necesario el control de las pasiones. Nietzsche considera a Sócrates como el culpable de la moral de rebaño de la sociedad occidental.

El eterno retorno

 En el "eterno retorno" como en una visión lineal del tiempo, los acontecimientos siguen reglas de causalidad. Hay un principio del tiempo y un fin, que vuelve a generar a su vez un principio. Sin embargo, a diferencia de la visión cíclica del tiempo, no se trata de ciclos ni de nuevas combinaciones en otras posibilidades, sino que los mismos acontecimientos se repiten en el mismo orden, tal cual ocurrieron, sin ninguna posibilidad de variación. Solo a través de la comprensión de que el "eterno retorno" incluye tanto los fracasos como los éxitos logra "despertar" del estado de trance en el que está, sabiendo que, aunque el hombre vuelva a ser mono, nuevamente Zaratustra aparecerá para predicar el Übermensch (superhombre o suprahombre). El ser humano logrará transformarse en el/la Übermensch cuando logre vivir sin miedo. Así, en los sistemas filosóficos orientales se encuentra la idea de ciclos que se van perfeccionando, retornando eternamente hasta alcanzar la forma perfecta tras muchas fases erróneas.



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