Soy del Atlético de Madrid, pero los jugadores que suman a su excelencia profesional los valores humanos son "universales", nos pertenecen a "todos los aficionados al fútbol y al deporte". Es el caso de Víctor Valdés, Iniesta y Casillas.
Iker Casillas se ha despedido del Real Madrid, el equipo en el que comenzó siendo niño y en el que lo ha ganado todo, al igual que con la selección española. De hecho, si consultamos la wikipedia nos informa: "Está considerado como el mejor portero del mundo desde el último lustro por la FIFA y la UEFA (...)".
Desde su desencuentro con Mourinho, Arbeloa, Florentino y prensa de la caverna al que acusaron de topo, antimadridista, estar en baja forma, etc; su vida comenzó a ser un calvario. La presión continua le afectó sicológica y físicamente y, en efecto, su rendimiento en el campo se vio afectado. Ya tenían el argumento perfecto: "Estaba en baja forma y estaba arruinando al Madrid", "era un pesetero" y otras lindezas.
Ese portero ganador que rechazó suculentas ofertas porque era de Móstoles, de Madrid y madridista; ese joven que nunca olvidó a sus amigos del barrio porque para ellos: "la amistad es lo primero" fue tachado de antimadridista y pesetero. En algún momento de la vida, algunos "amigos" como Xavi no dieron la cara por Iker, con carácter recíproco, como él supo darla y comprometerse. Sin embargo, otros sí, el noble Sergio Ramos ha manifestado: "Con los amigos hay que estar en las buenas y en las malas". Además hay que recordar la inmensa generosidad de Víctor Valdés, ex portero del Barcelona y de la selección española que estando al mismo nivel profesional de Iker supo con una actitud estoica y digna de elogio asumir el papel de reserva en la selección española cuando su nivel, ya digo, estaba al cien por cien.
Quiero destacar el sentimiento y las palabras de Casillas cuando en su despedida, y marcha al Oporto, manifestó: "Por encima de recordarme como un buen portero o mal portero, solo espero que la gente me recuerde como una buena persona".
Es el mismo consejo que le doy a mi hijo.
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