El impacto que causó tal crimen en la sociedad española fue inmenso y, por esa razón, se reconstruyó el asesinato en el Museo de Cera de Madrid y en los años 80-90 apareció una nueva versión para la serie de TVE (Televisión Española) titulada La huella del crimen. El programa creaba capítulos individuales basados todos ellos en los asesinatos de mayor repercusión social.
Figuras museo de Cera de Madrid
Cinco hombres urden un plan en la pensión Internacional de la calle de Infantas. Un empresario aspirante a edil, el hijo de un Guardia Civil al que han enchufado en Correos, dos maleantes sin profesión fija, y un habitual de la noche aficionado a las pastillas, Pildorita. Todos son jugadores y tienen deudas. Es la época más prohibicionista del juego en España, Primo de Rivera ha cerrado casinos. Y hay un tren, que transporta el correo y una suma importante de dinero... dicen que lleva un millón de pesetas (6.000 euros actuales).
Tres de los bandoleros improvisados se cuelan en el tren a la altura de Aranjuez aprovechando que uno de ellos tiene contactos y permisos. El plan es narcotizar con vino a los carteros que viajan con el botín, pero como es menor de lo esperado, acaban machacándoles la cabeza con unas tenazas y metiéndoles dos tiros. Uno de los asaltantes yace muerto en la cama con una carta en la mano, se acaba de suicidar.
Al ser detenidos, el general Primo de Rivera monta un juicio sumarísimo. A los tres atracadores vivos les cae garrote vil (máquina para aplicar la pena capital) y Pildorita, 20 años y aficionado a las drogas, se arrodilla ante el fiscal para agradecerle la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario