martes, 16 de mayo de 2017

Champix, un fármaco efectivo para dejar de fumar

Yo, fumador/consumidor de un paquete diario de tabaco durante muchos años he decidido darme la oportunidad de acabar con ese enemigo que ahoga mis pulmones y, sobre todo, anula por completo mi voluntad. Me he sentido esclavo del cigarrillo e incapaz de superar “el mono” de la doble adicción: sicológica (sensación de tranquilidad) y física (dependencia de la nicotina). Familiares muy fumadores han conseguido abandonar la adicción al tabaco con unas pastillas llamadas Champix. Me he informado y confirmado que, al menos, voy a intentar dejar de fumar. Sé que debo apoyarme en una idea mental que sea importante para mí y comenzar el tratamiento. No sé si lo conseguiré - muchos intentos anteriores han acabado en fracaso – pero sí deseo intentarlo con todas mis fuerzas. Esta vez, sí me veo con fuerzas para luchar y ganar a la droga legalizada.

La idea mental consistía en repetirme unos días antes de empezar el tratamiento “Voy a dejar de fumar para siempre, el 19 de abril”. Esa fecha era significativa, pues mi hijo nació ese día y representaba una ofrenda hacia él y un apoyo de su presencia en mi objetivo. Circunstancias ajenas me obligaron a que el día 19 fuera el primer día de tratamiento y no el del abandono del tabaco.

La medicación completa consta de 12 semanas. Del día 1 al día 3, debes tomar un comprimido de 0,5 mg una vez al día. Del día 4 al día 7, debes tomar un comprimido de 0,5 mg dos veces al día, una vez por la mañana y una vez por la tarde, aproximadamente a la misma hora cada día. A partir de la segunda semana y hasta el final de la terapia debes tomar un comprimido de 1 mg dos veces al día. En la primera semana es compatible la medicación con el seguir fumando y en la segunda debes haber elegido un día para dejar de fumar.

Las pastillas son caras. Cada caja, para dos semanas, sale en la farmacia por 62 euros, aunque resulta rentable con el ahorro del gasto en tabaco.

Champix lleva vareniclina (se utiliza en los ansiolíticos), actúa reduciendo el efecto de la nicotina en el cerebro y reduciendo la ansiedad causada por el síndrome de abstinencia.

En los ensayos clínicos realizados para evaluar la eficacia y seguridad del fármaco, se había comprobado, además de que el producto conseguía su principal objetivo en relación con el abandono del tabaco, que sus principales efectos secundarios eran leves.

En el prospecto de las indicaciones nos hablan de posibles efectos secundarios. Mejor no leerlos si eres un hipocondriaco, pero sí es cierto que, según cada persona, se muestran unas secuelas. En mi caso destacaría dos: el recuerdo de la mayoría de los sueños de la noche y la sequedad y ligera irritación de garganta.

El día 1 de mayo dejé de fumar. No he probado un cigarro y cuando tengo algún ligero deseo de encender un cigarro me limito a llevar un chicle a mi boca. Ese deseo es muy tenue y breve lo que facilita superar esos momentos esporádicos. Sé que la guerra contra el tabaco no ha concluido, pero ha comenzado con una notable ventaja por mi parte, las primeras batallas las he ganado.

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