viernes, 26 de enero de 2018

Orhan Pamuk y ‘Una sensación extraña’

Pamuk, galardonado en 2006 con el Premio Nobel de Literatura, es un escritor turco que “en la búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas”, según el veredicto de la Academia Sueca. Ha llegado a mis manos una novela maravillosa ‘Una sensación extraña’. Es la historia sobre la vida, las aventuras, los sueños y los amigos de Mevlut Karatas, el vendedor de boza, y una fotografía de la vida de Estambul entre 1969 y 2012, descrita desde la perspectiva de numerosas personas. El  amor  es el eje central de la novela, en sus diferentes vertientes y, por supuesto, en el de la pareja. Comienza como si fuera un cuento oriental:

No es costumbre casar a la pequeña cuando aún queda la mayor.



Mevlut asiste a la boda de un primo suyo y queda cautivado de los ojos de una joven. Le informan que se llama Rayiha y durante dos o tres años la escribe cartas de amor. Con la ayuda de un primo suyo, la joven y él deciden escapar juntos para, luego, contraer matrimonio con la aceptación del padre de la novia. Sin embargo, en esa huida descubre que aquella mujer no es la chica con la que soñaba. Queda aturdido y no sabe si es cuestión de error o de engaño. No desea lastimar a esa mujer que se ha escapado con él y que le habla de las cartas recibidas. Descubriremos, a lo largo de la novela, lo que sucedió y la jugada que el destino tenía preparada para el ingenuo y bueno de Mevlut.


La historia de nuestro protagonista  abarca 40 años de la vida de una persona de clase baja en Estambul y también incluye muchos otros personajes. Mevlut está en el centro, de manera que armoniza todas esas historias. El ritmo de la novela produce que nunca decaiga porque todo está conectado en un ‘Todo’ y es muy visual porque es fácil imaginar la fisonomía de sus individuos. Enseguida simpatizamos con nuestro sujeto porque es de clase baja, con problemas económicos, ingenuo, tímido pero  lleno de amor a los demás. Es un tipo distinto que necesita muy poco para ser feliz.

La religión

Mevlut  es religioso, pero  también quiere ser moderno. Está preocupado por el dinero, no porque sea codicioso, sino porque aspira a una vida digna. Se ve rodeado de todo tipo de luchas ideológicas, políticas, religiosas y étnicas. Y otra cosa que lo convierte en el típico turco es que el gran deseo de su vida es tener casa propia. Nunca llegará a ser rico - como Sulleiman su primo -, aunque con el transcurso de los años, mejorará su situación económica. El hecho de su pobreza  es muy importante en la novela pues él no es ambicioso, no engaña a nadie, no intriga y su timidez le impide ser un organizador social. Sin embargo, goza de una vida interior muy rica y es un gran soñador.

La política

También es una novela política en el sentido de que documenta los golpes militares, el surgimiento del Islam político, las luchas entre kurdos y turcos y, desde luego, el frenesí del desarrollo inmobiliario en Estambul y la corrupción en el mundo de los negocios y, en especial, en el sector de la construcción. “Sin embargo, para un turco no es tan dramático, es algo normal. De hecho, parte de la educación de cualquier turco es aprender a sobornar”, señala el autor.

Oriente y Occidente

Observamos la evolución de Estambul desde una perspectiva a ras de suelo. No se rememoran grandes acontecimientos. Es una épica de la gente común y de sus historias cotidianas. Mevlut - como lo hizo su padre - es un vendedor ambulante de boza, una bebida tradicional turca. Es feliz gritando por la calles su producto: ¡Boo-zaa!! Y con el tiempo verá que ese artículo lo venden embasado y los clientes lo consideran más higiénico. Entre las costumbres del pasado encontramos a un tío que expende los alimentos de la tienda de ultramarinos al fiado y envueltos en papel de periódico. El cambio familiar y social en Estambul ocasionará gente encerrada en apartamentos de cemento viendo la televisión y un concepto de familia/protección que irá desapareciendo a favor de una mayor autonomía y bienestar económico.

El amor

Mevlut fantasea, idealiza. Lo hace con Neriman, una chica a la que sigue por la ciudad lleno de ensoñaciones, aunque el  joven solo siente un amor romántico e idealizado por la chica de las cartas (Samiha) y, sin embargo, no consigue a la amada que él desea. Ese fracaso será su gran éxito en la vida.

Se casa con Rayiha y ese tiempo que pasan prestándose atención el uno al otro, luchando para sobrevivir, para ganarse la vida, para criar a sus hijos, ese tiempo que pasan juntos es más importante que sus ideas sobre el amor. Mevlut escribe esas cartas a otra persona, pero al final de la novela esto no cuenta. El libro idealiza, no el amor romántico, sino el amor que surge de compartir, de luchar juntos, de criar hijos juntos.

Ellos necesitan amarse para poder sobrevivir. En la novela, lo que tenemos es el amor de una persona pobre que procede de un entorno campesino conservador. En este caso el amor está restringido al contexto de matrimonio, al contexto de la lucha de los amantes por la supervivencia. Es un amor muy realista, muy con los pies en la tierra y al final del libro sale feliz a las calles de Estambul.

- ¡Boo-zaa!! – gritó al salir a la calle (…) Ahora ya sabía lo que quería decirle a Estambul, lo que quería escribir en sus muros. Era su postura pública y su postura personal, era tanto la intención de su corazón como la que sus palabras siempre habían querido decir. Mevlut dijo para sí:
- He amado a Rayiha más que a nada en este mundo.

miércoles, 24 de enero de 2018

Avistamientos de trabajo en un hotel de Madrid

El humorista José Mota realizó un sketch, simulando el programa de misterio  ‘Cuarto Milenio’, en el que se narraba el ‘avistamiento’ de un puesto de trabajo. Pues bien, ayer en Madrid, un hotel de lujo ofertaba nada menos que 100 puestos de trabajo y se calcula que siete mil personas han hecho cola durante varias horas para entregar su curriculum.


El show organizado, previa nota entregada a los medios de comunicación, para anunciar dicho “casting” era, según la empresa, “conocer a los que quieran trabajar con nosotros” y, por supuesto, nunca abrigaron la intención de publicidad.

La convocatoria buscaba recepcionistas, comerciales, camareros, personal de limpieza, botones y personal de cocina. Entre las exigencias se incluía experiencia en el sector de los hoteles de lujo, buena presencia y "ganas de trabajar".

Estas colas de parados me recuerdan las peonadas de trabajo del caciquismo en la España del siglo XIX donde liberales y conservadores se repartían el pastel. Sin embargo, muchas de esas personas regresarán a sus casas, pondrán una bandera española en su balcón y gritarán emocionados “Yo soy español, español…”

jueves, 18 de enero de 2018

La peluca de Puigdemont

He leído que Carles Puigdemont aún no ha decidido si regresará a España para tratar de ser elegido presidente del próximo Govern de Cataluña, pero el  líder de JxCAT está valorando las alternativas para cruzar la frontera y presentarse en el Parlament el día de la sesión de investidura sin ser interceptado por las Fuerzas de Seguridad del Estado.


En ese instante han sobrevolado mi mente las imágenes de Santiago Carrillo en 1976, tras la muerte de Franco, regresando en secreto a España y siendo detenido, en una acción provocada por él mismo y previamente pactada con el gobierno de Adolfo Suárez. Formaba parte de una farsa cuyo objetivo era legalizar el PC.


Antes de este retorno, Santiago Carrillo, ya había mantenido conversaciones, a través de terceros, con el gobierno de Adolfo Suárez. Carrillo había ofrecido garantías de moderación de sus militantes, así como la aceptación del régimen monárquico y de la bandera nacional.

En el tablero se planteaba el conflicto entre legalidad y legitimidad, pero la democracia venía avalada por estados Unidos y la Europa democrática.

No es por casualidad que tenga Puigdemont su hogar allá en Bruselas…

jueves, 11 de enero de 2018

Los tramposos y el bitcoin

“Aplaudimos cavar nuestra propia sepultura”

Los medios de comunicación destacan en sus páginas comentarios sobre el bitcoin y el resto de criptomonedas. Posiciones a favor y en contra, pero lo importante es, ahora, que se vaya hablando de ellas. Entre los detractores encontramos a los “auténticos interesados” en su promoción. Es interesante que no se sepa quién promueve dicho proyecto y también, en ocasiones concretas, lanzar noticias negativas para que el precio baje y tomar de nuevo posiciones para el futuro.


Hagamos un breve recorrido por la evolución del dinero y nunca confundamos valor y precio.
Las criptomonedas son tan ilusorias como el dinero en papel/billete. La raíz de lo “ilusorio” comenzó  cuando Nixon ignorando los tratados de 1944 de Bretton Woods, que le obligaban a entregar a los bancos centrales de los 44 países firmantes, oro a razón de una onza por cada 35$ USA, abandonó ‘el patrón oro’, causando el mayor incumplimiento de toda la historia económica mundial.

El sistema de monedas fiduciarias (basado en la fe/confianza) actual sin el patrón oro es muy joven, nació el 15 de agosto de 1971. El sistema financiero actual se basa únicamente en la fe en el emisor, porque se desvanecen las restricciones técnicas a la cantidad de moneda que se puede crear. Así, los grandes gastos provocados por la guerra de Vietnam ocasionaron que EE.UU empezaran a solucionar sus necesidades financieras imprimiendo más dinero, con lo cual el dólar empezó a perder valor y provocó una fuga de capitales en el país.

La deuda externa era inmensa y provocó que en 1973 John Connally, el ministro de finanzas de Richard Nixon cuando se eliminaron los tipos de cambios fijos y se paso a la libre flotación del valor de las monedas, declarase: -“El dólar es nuestra moneda pero es vuestro problema”.

The Economist 

La revista, bajo el control de la familia Rothschild publicó el 09 de enero de 1988, en su portada Get ready for a world currency (Prepárate para una moneda mundial). Antes Richard Cooper, de la Universidad de Harvard, propuso una sola moneda mundial en Asuntos Exteriores en 1984. Las élites siempre abanderan los cambios en su beneficio pero vendiéndolos a las masas con sus beneficios evidentes y sus pérdidas ocultas.

En 1988, The Economist publicó un artículo titulado, "Prepárense para el Fénix", donde escribieron: “En treinta años a partir de ahora, los estadounidenses, japoneses, europeos, y la gente en muchos otros países ricos o relativamente pobres probablemente pagarán sus de transacciones con la misma moneda. Los precios no se cotizan en dólares, yenes o marcos alemanes, pero lo hacen en Fénix. La moneda será favorecida por las empresas y los compradores, ya que será más conveniente que las monedas nacionales de hoy“.


“La zona fénix podría imponer serias restricciones a los gobiernos nacionales. No existirían cosas tales como, por ejemplo, una política monetaria nacional. El suministro de fénix sería fijado por un nuevo banco central, probablemente derivado del FMI. Esto significa una gran pérdida de soberanía económica nacional.

 “El fénix probablemente se gestará como un cóctel de monedas nacionales”. Con el tiempo, sin embargo, su valor frente a las monedas nacionales dejará de importar, ya que la gente lo escogerá para comodidad y estabilidad de su poder adquisitivo”. La última frase sentencia: “Escribirán sobre el fénix alrededor del 2018, y le darán la bienvenida cuando llegue”.

Esos planes de futuro me recuerdan a los ya famosos Protocolos de Sión que citan la formación de un Super Gobierno Universal al que las multitudes aplaudirán. 

El bitcoin y Satoshi Nakamoto

Las criptomonedas nacen en el 2009 cuando un programador llamado Satoshi Nakamoto (la verdadera identidad de Nakamoto sigue siendo desconocida. No se sabe si el nombre ‘Satoshi Nakamoto’ es real o un seudónimo, o si el nombre representa a una persona o grupo de personas) lanza bitcoin como una moneda digital que funciona como un medio de intercambio en la internet profunda, por lo tanto, es una moneda virtual, es decir, no hay una moneda física y sólo sirve para hacer compraventa de productos, acciones, servicios, etcétera, en la misma red.

Los programadores de estas monedas, mediante diferentes algoritmos matemáticos, señalan que es casi imposible que alguien pueda afectar la seguridad de estas transacciones; sin embargo, esta seguridad también ha originado que exista un número limitado de estas monedas en manos de pocos inversionistas, lo que le resta liquidez.

Entre sus ventajas destacan la reducción de costos de transacción, la rapidez para realizar una compra o venta en cualquier parte del mundo de un producto y servicio, a través de un monedero digital, de manera anónima y la posibilidad de incrementar las transacciones al eliminar a los intermediarios financieros y sus costos.

Las declaraciones públicas del sistema financiero parecen oponerse en general al uso del dinero digital ya que elimina costos de transaciones al intermediario financiero y, sin embargo, se sabe que las élites financieras han realizado grandes inversiones en bitcoin. No olvidemos que el uso anónimo de las criptomonedas se convierte en una fuente de evasión fiscal.


Como instrumento de inversión se puede asemejar a un esquema ponzi o piramidal, ya que, solo hay un número limitado de estas monedas, cuyo valor se mueve en función de la oferta y demanda, lo que ha generado una enorme volatilidad en su cotización haciendo que tenga subidas o caídas abruptas. En el caso de bitcoin, las monedas en circulación tendrán un tope en el  futuro de 21 millones de unidades que pueden fraccionarse en unidades más pequeñas (equivalente a céntimos).

Bitcoin y bitcoin

Se utiliza normalmente el término bitcoin para referirse a la criptomoneda, sistema de pago o mercancía y el término Bitcoin se aplica también al protocolo y a la red P2P.

Los Bitcoins se generan a partir de un proceso conocido como minería. Cuando los diferentes gobiernos necesitan más dinero en metálico, lo que hacen es dar la orden para que se imprima un mayor número de papel moneda. Al hablar de Bitcoins cobra importancia el concepto de minería. Ésta consiste en un gran número de ordenadores repartidos por todo el mundo (llamados mineros) que compiten entre sí para encontrar la solución a un problema matemático.

El minero ganador se lleva una recompensa, que en este caso es una remesa de bitcoins. La cantidad de monedas que puede llevarse va a depender de la dificultad que tenga ese problema para resolverlo y además, a medida que pasa el tiempo, el sistema va disminuyendo esa cifra. Actualmente ya no merece la pena minar bitcoins desde el ordenador de casa, porque ahora hay máquinas mucho más preparadas y conectadas entre sí, que buscan no solo la recompensa, si no la eficiencia del sistema.

Para el periodista norteamericano Jordan Pearson, las computadoras que se dedican a la minería de bitcoins procesan funciones matemáticas "francamente inútiles" y lo único que hacen es demostrar que hicieron un trabajo” .

La Dra Catherine Mulligan de la universidad Imperial College de Londres señala que para producir los bitcoins en el año 2020 se consumirá tanta energía eléctrica como Estados Unidos. El consumo eléctrico vinculado a la minería de bitcoin es enorme y puede no ser sostenible.

Algunos apuntan a la posibilidad de que se puedan introducir virus en los ordenadores para chupar energía.

Además de bitcoin existen otras criptomonedas como son: ethereum, ripple y litecoin, por mencionar algunas.

El ansia de ganancias

La revalorización del bitcoin ha sido “milagrósa” desde sus inicios. Los expertos auguran aún un fuerte recorrido alcista. No obstante, debemos recordar  las palabras de Rockefeller “Cuando mi limpiabotas invierte en bolsa yo lo vendo todo” y es que, después, de los tulipanes, la bolsa, los pisos y otras burbujas especulativas, el “ansia” del ser humano le impide aprender y seguirá cayendo dos, tres y cuatro veces sobre la misma piedra.

miércoles, 3 de enero de 2018

Paco Martínez Soria, el humorista preferido de un público ingenuo

En estas fiestas navideñas, “por casualidad” aparecieron en televisión dos películas de Paco Martínez Soria: ‘La ciudad no es para mi’ (1965) y ‘¡Se armó el belén!’(1969). Las vi recordando esas cintas que tanto gustaban a nuestros padres, esa gente humilde que consideraban que el buen corazón, al final, siempre tiene premio. Un día le preguntaron a Pedro Almodóvar si el cine que realizaba gustaba a su madre. Él contestó: “La hace mucha ilusión que los críticos alaben el cine de su hijo, pero a ella en realidad la gustan las películas de Joselito y Marisol”. Ese cine de barrio español es el de mi infancia. A mí también me gustaron, luego, renegué de dicho cine y, ahora, como la mili, no quiero revivirla pero la miro con una perspectiva distinta. Está bien para guardarla en el baúl de los recuerdos.


En la exagerada gesticulación de la cara, muchas muecas, me recordaba al actor francés Louis de Funès y a Lina Morgan (otro icono cómico de la España de la época).

Paco Martínez Soria nace en Tarazona (Zaragoza) en 1902 y muere en Madrid (1982). Su infancia transcurre en Barcelona donde trabajó como dependiente y, más tarde, como comercial. En esa época compatibiliza su trabajo con actuaciones de grupos de aficionados al teatro. En 1936, , el Gobierno de la República emitió un decreto de afiliación sindical obligatoria y Francisco Martínez Soria se afilió a la CNT. Sin embargo, ese carnet fue solo un instrumento para trabajar. De hecho, sus biógrafos y conocidos describen su afición a asistir a la Basílica del Pilar, donde acudía a rezar. Su primer trabajo de cine como actor principal fue en 1938, en un mediometraje cómico producido por el sindicato anarquista titulado ‘Paquete, el fotógrafo público número uno’.

El público confundió al actor con el personaje y el pueblerino de la boina que ejerce de “maño” con tonos de voz de cierta cadencia aragonesa era, en realidad, un actor al que no le gustaba que nadie le hiciera sombra en los repartos, por lo que revisaba meticulosamente su papel principal y el de los demás.

Señalan algunos de sus biógrafos: “Al fin y al cabo, se había inventado un personaje: él mismo pero con boina. También lo hicieron a su modo y manera desde Mario Moreno ‘Cantinflas’ o en tiempos más recientes ‘Lina Morgan’. Eso sí: en la calle, don Paco, como lo llamaban, vestía sobria pero elegantemente, encorbatado, con sombrero, gafas, pañuelo sobresaliendo de su americana…”.


Paco Martínez Soria siempre tuvo debilidad por el sainete, género que le permitió abordar ese “teatro popular” de risa fácil y nulo compromiso y en los que se reconocían. Arniches, Paso o Muñoz Seca que fueron algunos de los autores que más representó, antes incluso de formar su propia compañía en 1940, primer paso hacia el sueño de contar teatro propio, algo que logró con el Talía, en la Barcelona que lo había acogido, que remodeló e inauguró en 1960.

Su receta fue todo un logro y aunque únicamente hizo el papel de paleto en cuatro de sus 35 películas, una de ellas su gran éxito ‘La ciudad no es para mí’, se le tendía a identificar con este papel. Mostraba un gran respeto por la comedia, y con frecuencia se le preguntó por qué no cultivaba otros géneros, a lo que en alguna ocasión respondió: “Yo no soy Fernando Fernán Gómez; yo solo soy un cómico”. Así la faceta de actor abarcaba más posibilidades que las limitaciones impuestas o autoimpuestas personalmente. Por dicha razón nunca cultivó el teatro clásico, ni el de vanguardia.

Entre los años 60 y 80 fue uno de los actores teatrales más aclamados por el público, tal vez por amoldarse a los valores imperantes de la época. Creó un arquetipo, el hombre de pueblo que llega a la ciudad, poco ilustrado pero de sabiduría natural; el cura que ama y cuida de sus feligreses, el calzonazos de la familia en base a su buen corazón. Con una moraleja/ moralina siempre en los instantes previos a la palabra fin y con final feliz.

Su primer y gran triunfo es ‘La ciudad no es para mí’ (1965), dirigía por Pedro Lazaga (y en la que Gracita Morales/Filo, la criada pronunciaba la memorable "¡Tanto Luchy, tanto Luchy, y se llama Luciana).


La sinopsis  es la siguiente: Agustín Valverde, viudo y hacendado sesentón aragonés, marcha a Madrid, donde se instala en casa de su hijo, un prestigioso médico casado con una modesta costurera. A la mujer todo el mundo la llama Luchy, desde que consiguiera su brillante posición social casándose con el Dr. Valverde. Pero al llegar a Madrid Agustín descubre que en la capital hay muchos más problemas que en su pueblo. Luchy se siente atraída por el ayudante del doctor. Sara, la nieta de Agustín, vive una vida frívola y desordenada con una pandilla de amigos estúpidos. Y hasta Filo, la empleada del hogar, tiene su correspondiente complicación.

En ¿Qué hacemos con los hijos? (1967). La figura amorosa del padre pone, finalmente, en armonía las descabelladas ideas de los hijos.

En ‘El turismo es un gran invento’(1968),’¡Se armó el belén!’(1969), ‘Abuelo Made in Spain (1969), ‘Don erre que erre’ (1969), ‘Hay que educar a papá (1971), ‘El padre de la criatura’ (1972), ‘El abuelo tiene un plan’ (1973), ‘El calzonazos (1974), ‘el alegre divorciado’ (1975), etc. observamos una defensa de los valores “de toda la vida”, la defensa del patriarcado, el macho español, el localismo o casticismo, la unión sagrada para siempre, pero todo ello edulcorado con imágenes de amor y tolerancia frente al equivocado - que es también hijo del Señor-.

En ‘Don Erre que Erre’, dirigida por José Luis Sáenz de Heredia, parece que hay un giro a la renovación ya que nos narra la historia de un hombre que se enfrenta a un banco y gana la batalla. Sin embargo, hay dos finales que se unifican en uno, con toda lógica. El ciudadano sencillo que pelea contra el banco por ‘una cantidad insignificante’ lo hace por cuestiones de ‘dignidad/honor Calderoniano’ no como una cuestión social y dicho ciudadano gana esa batallla, gracias a que entre bambalinas hay una lucha intestina dentro del banco, lo que supone que un directivo caiga y otro asuma el control.


A pesar de todo, a nivel personal, considero la mejor de toda su filmografía y no la más divertida.