viernes, 27 de enero de 2017

Los tiempos están cambiando y debemos celebrarlo

Apuntaba en otro comentario del blog que el brexit y la elección de Trump suponen un conflicto dentro del propio sistema capitalista. Algo que para la izquierda debe ser motivo de celebración. No obstante, la izquierda “de palabra” (socialistas y cierto sector de Podemos) claman contra la llegada del nuevo inquilino de la  Casa Blanca y se lamentan del portazo del Reino Unido hacia unas instituciones europeas que ellos mismos han tachado, ante auditorios populares, de burócratas, ineficaces y corruptas. La presión hacia Grecia y España se podía consentir y, sin embargo,” te quiero” porque lo que viene será peor - se lamentan – y, a su vez, se lamentaron que con la predicación de ese credo del miedo, Rajoy volviera a ganar las elecciones en España. Es sintomático que una llamada izquierda sea tan reacia a nuevos cambios y se convierta en una firme defensora del libre cambio y de “las libertades”.¿De las libertades de quién?


Trump procede del mismo stablishment que, ahora critica y ataca para ganar el favor popular de los desheredados de la fortuna. Putin, su actual aliado también lo sabe. Ambos dieron dos duros golpes en sus respectivos “Partidos” y un pacto coyuntural como fue el histórico ‘Tratado de Brest-Litovsk’ les da alas a ambos. La actual primera ministra del Reino Unido, Theresa May - al igual que Winston Churchill ve con recelo ese acercamiento de los Estados Unidos a Rusia. Queda claro que aquí, nadie se fía de nadie y en política es lo mejor que se puede hacer porque los amigos y enemigos cambian.

Cambian tantos las cosas que los “comunistas” chinos son, actualmente, los mayores defensores del libre cambio porque sus élites – no sus trabajadores – se han beneficiado del mercado  y Estados Unidos les debe hasta los calzoncillos. El orden internacional concertado les llevó a la actual situación. Beneficio en los noventa para Estados Unidos y deuda a largo plazo. En definitiva, Trump/como Hitler no está contra el libre comercio,  solo en contra del libre comercio que beneficia a países diferentes de EEUU.

Las poblaciones de Estados Unidos y Europa se han empobrecido sobremanera en los últimos años y ha sido el caldo de cultivo para adhesiones a unos nacionalismos de derechas porque la izquierda de la casta y domesticada (Hillary Clinton)se ha tragado a su izquierda crítica (Bernie Sander ).

Europa está dividida, producto de las políticas de Bruselas y del BCE, que han empeorado el nivel de vida de buena parte de su población. Lo lógico hubiera sido, que frente a este descontento se generara  una respuesta para corregir despropósitos, al menos maquillarlos. No solo no se ha hecho, sino que se ha profundizado más.

El último Foro de Davos fue una demostración más de esta particular ceguera, y ni siquiera ahora que el enemigo está a las puertas han amagado con poner en marcha otro tipo de políticas. Eso es arrojar Europa a los brazos de Trump y renunciar al legado europeo  que se asentó en el Estado de bienestar.

Alemania y China 'traman' una alianza comercial para contrarrestar a Estados Unidos, Reino Unido y Rusia. USA y Rusia pueden repartirse, de nuevo, áreas de influencia. La oligarquía europea y sus funcionarios de la Unión Europea y el BCE se van a fracturar en el plazo de dos o tres años y la auténtica izquierda debe aprovechar esta coyuntura político-económica porque “los nacionalismos no son nuestra bandera, la clase social a la que pertenecemos sí.

           
   

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