viernes, 21 de julio de 2017

La supuesta carta del arrepentido Einstein a su hija Lieserl

Muchos recordamos esa fotografía de Einstein en la que aparece como un científico distraído, con el pelo canoso y despeinado sacándole la lengua a la cámara. Nos han vendido la imagen del científico alemán como la de un hombre sabio, bueno y excéntrico. Le añadieron frases hermosas que nunca dijo y callaron que como ser humano dejó mucho que desear.


Fue un genio científico, uno de los padres fundadores de la bomba atómica, misógeno, autoritario y mal esposo y padre. En este último hecho quiero contextualizar este comentario del blog.

Lieserl fue la primera hija de Albert Einstein y Mileva Marić, nacida fuera del matrimonio del científico. A la niña la llamaron Lieserl y las respectivas familias influyeron en el distanciamiento de la pareja. Mileva deja a “una hija ilegítima” con los abuelos y  se desconoce si la niña murió por una infección de escarlatina o fue entregada a otra familia que la registró con sus apellidos. Nadie sabe qué fue de la única hija de Einstein. Desapareció poco después de su nacimiento y no se han encontrado rastros de ella.

El machismo de Einstein es notorio cuando manifestaba no estar enojado con Maric por esperar otro bebé, ya que había pensado en una nueva Lieserl, y a Maric “no debería negársele el derecho que tienen todas las mujeres”. Ambos tuvieron otros dos hijos ya casados, Hans Albert Einstein y Eduard Einstein. Albert, luego contraería un segundo matrimonio.

El rumor apunta que Margot Einstein, la hijastra del célebre genio, donó 1.400 cartas escritas del eminente científico a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte. Entre esas cartas figura una maravillosa carta de ‘Amor’ del supuesto Einstein a su hija, Lieserl y a la vida misma.

Personalmente, me gustaría que Einstein fuera el autor y que el ser humano fuera mucho más grande que el científico. No lo sé, tampoco me importa mucho el autor. Es una carta emotiva y digna de ser leída por la belleza de su contenido, quizás para algunos cursi y ridícula y, sin embargo, “solo las criaturas que no escribieron cartas de amor sí que son ridículas”.

El Amor

Mi querida hija:

Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.


El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.

Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.

Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.

Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.

Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.

Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta.

Tu padre,

(Albert Einstein)

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