lunes, 13 de febrero de 2017

‘Doña Perfecta’ habla inglés y viaja a Nueva York

‘Doña Perfecta’ (1876) es una novela de Benito Pérez Galdós que enfrenta a una España católica, tradicionalista, intransigente e hipócrita con la España moderna, tolerante, progresista, abierta e ingenua. Ese mundo viejo se encarna en el personaje principal de Doña Perfecta, en el cura del pueblo, en Caballuco y en el contexto geográfico de un pueblo denominado Orbajosa. Los aires nuevos se reconocen en Pepe Rey, el sobrino de Doña Perfecta, un ingeniero que representa el progreso y viene de Madrid (el mundo urbano frente al rural) para casarse con su prima Rosario, la hija de Doña Perfecta.


La novela nació por encargo para amenizar las páginas de La revista de España y pertenece al grupo de las denominadas 'novelas de tesis', aquellas que se escriben para demostrar o ilustrar determinada teoría o suscitar un debate ideológico sobre determinada materia.
 
Pérez Galdós fue hijo de un coronel del ejército, Sebastián Pérez, y de Dolores Galdós, una dama de origen guipuzcoano de fuerte carácter e hija de un antiguo secretario de la Inquisición. Siendo aún niño su padre le aficionó a los relatos históricos y ese detalle contribuiría al interés del escritor por la historia como se demuestra en su obra ‘Los Episodios nacionales’ y algunos historiadores señalan que el retrato de Doña Perfecta estaba inspirado  en el recuerdo de su propia madre.

La sinopsis de la obra es la siguiente: Doña Perfecta, viuda y vecina de Orbajosa, una ciudad provinciana de la "España profunda", acuerda con su hermano residente en Madrid preservar el patrimonio familiar casando a su hija Rosario con su sobrino Pepe, brillante ingeniero, al que invita a visitar Orbajosa y conocer a su prima. Pepe Rey, educado en un ambiente más evolucionado, progresista aunque católico chocará la mala impresión que les produce tanto a Doña Perfecta como al cura del pueblo, Don Inocencio. Nada podrán contra ello las buenas vibraciones que nacen entre Rosario y Pepe. El drama amoroso se desencadena, terminando en tragedia.

El drama/tragedia de los jóvenes nos evoca a Romeo y Julieta. Doña Perfecta simula querer a Pepe Rey, admitirle como yerno/hijo. Nuestro héroe está dispuesto siempre a ceder para no hacer daño a Rosario, no desea enfrentarse a la madre de su amada porque Rosario está en mitad de dos amores: el maternal que la oprime y el del amante que la libera. Con su sonrisa beatífica y voz melodiosa crea constantes conflictos a Pepe Rey hasta que él estalla y proclama: “era razonable, y soy bruto; era respetuoso y soy insolente; era culto, y me encuentro salvaje”. Ve, ya, a la auténtica loba con piel de cordero. Antes, su prima le había advertido: “No te fíes de mi madre”.


Entonces, Doña Perfecta  confiesa que no le traga, no admite sus ideas que van contra ese mundo en el que ella/ellas están ubicadas. Esas fuerzas retrogradas cuentan con el elemento servil pendenciero representado en Caballuco que presto estará dispuesto a lanzar partidas al monte para desafiar al gobierno liberal que reside en Madrid e incluso matar por agradecimiento a los que le dan de comer.

Doña Perfecta es la gran propietaria de Orbajosa, cuenta con la ayuda del clero y de la inmensa mayoría del pueblo y los intereses económicos también se aprecian en la novela, así el cura quiere casar a su sobrino con Rosario.


El progreso también está representado en la aparición de la locomotora, la llegada del ferrocarril que supone la comunicación al exterior frente al sonar de las campanas en la catedral.

Galdós cambió varias veces el final de la novela, pero el auténtico final aún no está escrito porque las grandes ciudades/con un fuerte elemente progresista aún lanzan un pulso a la España profunda que va ganando, actualmente, en este país. Eso sí, Doña Perfecta y sus acólitos hablan inglés, visten colores claros, saben de informática y llevan un móvil de última generación.

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