La estación es obra del ingeniero Andreu Muntaner y de los arquitectos Pedro Muguruza y Raimon Duran i Reynals. Ambos la dotaron de los elementos necesarios para convertirla en una estación moderna, elegante y de primera fila que iba a unir Barcelona con Francia.
Además de su valor artístico la estación contaba con importantes avances técnicos como unos enclavamientos eléctricos, unas toperas hidráulicas y unos corredores subterráneos para el tránsito de las mercancías. Con la construcción de Barcelona Sants, más moderna, funcional y con conexión a la alta velocidad; la estación de Francia paso a un segundo plano, centrándose en conexiones de Larga Distancia y Regional.
Sin embargo, en base a su belleza adquirió un primer plano en el ámbito cultural festejándose conciertos, exposiciones y optando la publicidad por elegir sus andenes como escenario para sus anuncios. La literatura también realizó su apuesta y muchos de nuestros grandes autores contemporáneos como Carmen Laforet en ‘Nada’ y Carlos Ruiz Safón en ‘La sombra del viento’ seleccionaron este escenario para sus novelas.
Dos unidades integran la estación de Francia: por un lado, las naves; por el otro, el vestíbulo. Sobre las doce vías y siete andenes se extiende una doble marquesina metálica y curvada , ejemplo de la llamada arquitectura de hierro, que hace posible una nave doble llena de luz y de espacio.
Al acercarnos al vestíbulo de mármol y granito descubriremos un edificio que se ha comparado a menudo por su elegancia con la estación parisina de Orsay.
El vestíbulo novecentista diseñado por Duran Reynals, que origina un espacio amplio y perfecto para todo tipo de actividades nos muestra un elegante reloj que nos marca puntual las horas, y una maqueta nos muestra la estación. Este tipo de estaciones monumentales son las últimas de su especie porque las actuales pierden ese carácter majestuoso en pro de la funcionalidad.
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