miércoles, 10 de junio de 2015

El Tulipàn Negro, un héroe de mi generación

No siempre se deben ver obras maestras. Hoy, quiero mirar con los ojos de un niño, ese Manolín de ocho años que deseaba,  cuando fuera mayor, ser como el Tulipán Negro. Ese aventurero que protegía a los pobres y tenía una espada, un caballo y una novia guapa. ¡Lo más!. En las fotos del cole salía siempre torciendo la boca y es que aquel gesto me parecía un gesto irónico del Tulipán. Mi madre me preguntaba: ¿Por qué tuerces la boca?.Yo guardaba mi secreto. La infancia actual ha transformado ese espíritu romántico, y sus héroes ya no llevan espadas, ni son guapos sino que parecen marcianos y gozan de un amplio surtido de armas sofisticadas.


“El Tulipán Negro (1964) es una historia de aventuras al más puro estilo “El zorro” pero transportado a la Francia revolucionaria. Se trata de una coproducción hispano francesa en la que vemos a Alain Delon (el Tulipán Negro), Adolfo Marsillach (el jefe de policía malo) y “la chica”/la guapa (Virna Lisi).



El Conde Guillaume de Saint Preux (Alain Delon) es un aristócrata con una doble vida, por el día se comporta como un noble, mujeriego y vividor y por la noche se convierte en el Tulipán Negro, un héroe que roba a los ricos/al poder. El jefe superior de policía La Mouche (Adolfo Marsillach) empieza a sospechar de quien está tras el antifaz del tulipán y le marca la cara, a causa de esto Guillaume tendrá que ocultarse y tendrá que ser su hermano gemelo quien tome su identidad. Su hermano, mucho más concienciado con la causa de los revolucionarios que quieren acabar con la monarquía, le dará un nuevo aire a las gestas del famoso enmascarado, ya no robará y se enfrentará a los poderosos para lucro personal, sino para defender una causa, social. El hermano mayor le llama “idiota/idealista” al pequeño y expía sus pecados salvando la vida del hermano.

Una escena que “me ponía” es cuando “el hermano mayor está en la horca, el jefe de policía presume de lograr su detención y, de pronto, el cadáver desaparece y el Tulipán Negro/el hermano pequeño  viene a vengarse y a demostrar que el Tulipán sigue vivo.

Ese espíritu de culto al guerrero noble lo he llevado de mayor: el Zorro, el Tulipán Negro, Fidel Castro, Che Guevara y, así, mi hijo se llama Diego porque así se llamaba El Zorro. Menos mal, que no me pusiste Tulipán.

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