Entre los símbolos numéricos destaca el siete (siete sellos, siete trompetas, siete visiones de la Mujer y el combate con el Dragón, etc). Cada uno de ellos suma 7 a su vez. Tendríamos 7X7 y llegamos a la pregunta que un discípulo le hace a Cristo. ¿Cuántas veces he de perdonar a mi enemigo?. La respuesta es “siete veces, siete”.
Dios sostiene un pergamino en su mano derecha que está sellado con siete sellos. Jesucristo abre los cuatro primeros liberando cuatro jinetes que montan en caballos: blanco, rojo, negro y bayo/blanco amarillento que representan la victoria, la guerra, el hambre y la muerte. Con su cabalgadura se suceden todo tipo de desastres. En estos pasajes, el anticristo toma la parte activa.
Al abrir Dios el séptimo sello, se produce un silencio y los ángeles hacen sonar siete trompetas y de cada una de ellas se siguen sucediendo desastres: granizo y fuego mezclado con sangre, el sol y la luna se oscurecen, plagas, etc.
La séptima trompeta da paso a los siete ángeles con las siete copas de la ira de Dios. Si nos fijamos la carta del tarot número 20 que representa el Juicio Final es representada por un coro de ángeles haciendo sonar sus trompetas.
Las copas siguen trayendo dolor al mundo. El sexto ángel al derramar su copa contempla que de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta salen tres espíritus malignos que hacen señales milagrosas y se preparan para la gran batalla contra Dios Todopoderoso.
Se menciona que el Dragón queda encerrado por mil años luego de la victoria y que al final volverá a salir para ser vencido de nuevo, esta vez de manera definitiva.
El Apocalipsis nos ha dado en el arte innumerables obras artísticas: los grabados de Alberto Durero (1498), la película el séptimo sello de Bergman, la novela los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez, etc.
Así en un párrafo del libro cita:
- Sangre – dijo alegremente-. Todo el cielo aparece de sangre…Es la bestia apocalíptica que ha recibido el golpe de gracia. Pronto la veremos morir. (se refiere a la derrota de Alemania en la I Guerra Mundial).
- Tchernoff (ruso) sonrió igualmente; pero su sonrisa fue melancólica.
- No; la Bestia no muere. Es la eterna compañera de los hombres. Se oculta chorreando sangre cuarenta años..sesenta…, un siglo; pero reaparece.
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