El largometraje se basa en el libro autobiográfico de Billy Hayes/el auténtico traficante de drogas, donde cuenta sus experiencias en la cárcel. Según el propio autor, y protagonista en la vida real, nunca hubo violaciones en la prisión sino que fue una licencia del director cinematográfico para dotar de mayor dureza a la película, aunque sí es cierto que voluntariamente mantuvo una relación homosexual con otro preso.
Otra manipulación importante es aparentar la figura del ciudadano que pasa por primera vez droga frente al hecho consumado del traficante en la vida real. La película desató una oleada de críticas por parte del gobierno turco por no atenerse a la realidad, aunque otros hechos sí son verdaderos como que existía El Expreso de Medianoche, el billete para la libertad.
La película comienza en el aeropuerto de Estambul, y es allí donde el personaje que encarna Davis va sufriendo toda la tortura que supone el nerviosismo ante el intento de pasar la droga. Las imágenes son inolvidables, empieza a sudar, cuando ve la cola que se forma para pasar el control antes de subir al avión, el estricto control aéreo, con la mirada dura de los policías. Poco antes de subir al avión y en el último registro es descubierto y se ve encañonado por la policía turca.
¿Por qué el título de El expreso de Medianoche?. La respuesta obedece a que las cárceles turcas se llenaron de extranjeros (principalmente occidentales) y a este tipo de prisioneros no podía mantenerlos en cárceles antihigiénicas, pues los respectivos gobiernos intervenían denunciando abusos sobre los derechos humanos. Así, estos presos suponían un alto coste económico de manutención y para ahorrar gastos se facilitaba la huida a través de un tren que circulaba desde Estambul a Edime atravesando territorio griego para poder pasar la frontera.
El tren era un chivatazo que corría entre los presos y que salía siempre a medianoche. Se trataba de un tren de pasajeros, un billete a la libertad.
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