Le llaman el tren de las acuarelas y recorre las entrañas de Moscú desde el año 2007. En su interior guarda copias de cuadros, algunos de ellos obras maestras de la pintura, para que puedan ser vistas por los pasajeros como si estuvieran en las salas de un museo.
Los usuarios de la línea están satisfechos, pues la colección cambia todos los años en mayo. La idea surgió de un pintor ruso que quería promocionar su taller de acuarelas. El éxito fue tal, que otros artistas y museos siguieron su ejemplo. Los responsables aseguran que, lejos de lo que se pudiera pensar, nunca se ha registrado un robo o un acto vandálico contra las obras expuestas en el tren de las acuarelas.
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