Insisto, Franco fue un asesino, pero cualquier trabajador estaba más amparado que actualmente. La Constitución es papel mojado y el mercado impone todas sus leyes.
Un reportaje del diario Expansión señalaba en su entradilla: "Si quieres acceder a tu primer empleo, participar en un programa de prácticas te abrirá las puertas del mercado laboral. Para ser el elegido debes dejar a un lado al arrogancia y demostrar que tienes iniciativa y ganas de aprender. Esto te hará destacar en el proceso de selección"
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La mayoría de los jóvenes, afortunadamente, se dan cuenta de su situación. Otros, víctimas de la educación recibida ven este tipo de contratos como una oportunidad y los “resabiaos”/los viejos - no entramos a la muleta – nos preparamos alegremente para la jubilación conocedores que corren malos tiempos para el rock and roll.
Así, este gremio de los más indefensos del país aguantan lo que sea necesario bajo promesas de un futuro contrato laboral. Los neófitos suelen llegar al mercado laboral con toda la ilusión del mundo y ansiosos por demostrar su valía - como norma general la tienen -, pero en la vida no solo hay que tener en cuenta los conocimientos académicos puesto que la vida misma es la mejor universidad. Yo cometí, de joven, ese mismo pecado de arrogancia. Los viejos estaban obsoletos, carecían de ilusión y ganas de competir y es que la vida sigue igual…como cantaba Julio Iglesias.
A estos jóvenes los veo como a mi hija/27 años y me caen simpáticos. Me alegro, de verdad, cuando consiguen un contrato en otra empresa por 800 euros al mes. Aquí, no les pagaban nada.
En mi época, a los 14 años comenzabas a trabajar como aprendiz de un oficio o de botones/futuro administrativo. No sabías de nada, salías del colegio y ya te pagaban un “pequeño jornalito” y las propinas. Ahora, te dan los treinta años y, al menos, llevas un curriculum teórico muy importante y te firman/avalan que has cumplido tus prácticas de una manera óptima. Y mañana, a seguir haciendo surcos en las calles…
Para liarla aún más, existen hasta 11 modalidades diferentes de contratos en prácticas y, casi siempre, ni los propios afectados saben si la empresa está cumpliendo o no las condiciones que regulan el tipo de modalidad del contrato asignado.
Luego, está el tema de las subvenciones que el Estado otorga a las empresas para formación, otra dádiva más para el poderoso. ¡País!
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