El nombre del grupo es el título de un célebre tango de Juan de Dios Filiberto y Enrique Santos Discépolo. La afición de Antonio Bartrina (el cantante del grupo)a entonar tangos acompañándose de su guitarra, ya era conocida entre los habituales de aquel Madrid. De hecho, su estilo gustaba tanto que fue lo que le llevó a poner en marcha Malevaje.
A sus actuaciones se dan citas tres generaciones: padres, hijos y nietos y su éxito ha sido en toda España. Malevaje ha actuado incluso en Argentina, donde los aficionados se quedan pasmados al encontrarse con un madrileño que canta con un sabor tan porteño.
Los seguidores del grupo aplaudían entusiasmados cuando cambiaba el "parque japonés" que reza la letra de Garufa por la "plaza Lavapiés". Antonio Batrina ha mostrado siempre su agradecimiento a Osvaldo Larrea, maestro argentino del bandoneón que decidió quedarse aquí.” Él nos enseñó las claves del tango, como música y como actitud humana”.
Hace un cuarto de siglo, Malevaje trazó una línea imaginaria entre Madrid y Buenos Aires y creó el tango madrileño. Los que hemos nacido en Lavapiés se lo agradecemos.
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