martes, 23 de febrero de 2016

Armada y Tejero, las dos caras del golpe del 23 f

Hoy se cumplen 35 años del 23F. Un intento de golpe de Estado desde el mismo Estado. No fue solo una conspiración militar de un sector involucionista del ejército - la inmensa mayoría -  sino que contó con una elaborada trama civil, anuencia internacional y el polémico y casi desconocido “elefante blanco” que presidiría el nuevo gobierno de la nación. Sin embargo, con el tiempo algunas cuestiones van aclarándose y todo indica que coincidieron dos tramas y dos tendencias en un objetivo distinto: el general Armada a favor de una dictablanda al estilo del golpe de Miguel Primo de Rivera que pretendía un gobierno de concentración nacional civil y militar con líderes de la oposición incluida y un sector netamente involucionista con una marcha atrás al estado franquista. Así, Tejero no supo cuáles eran las verdaderas intenciones de las mentes pensantes y se limitó a ser “el chivo expiatorio”, ante la opinión pública, pero sin ningún castigo real como la historia ha demostrado.


Por un lado, un grupo de guardias civiles asaltan el Congreso de los Diputados, al mando del teniente coronel Antonio Tejero, el día de la sesión de votación para la investidura del candidato a la presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, de la Unión de Centro Democrático, ya que el presidente, Adolfo Suárez, había presentado recientemente su dimisión. Por otro lado, el capitán general de la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch ocupa con sus carros de combate la ciudad de Valencia.


Los primeros síntomas del malestar en el ejército aparecieron en 1977 con la legalización del PCE (Partido Comunista de España) que conduce a la dimisión del almirante Pita da Veiga y la desarticulación de la Operación Galaxia, una intentona golpista por la que Tejero fue condenado  a siete meses de prisión. La propia UCD se rompe en pedazos, el periódico ultraderechista ‘El Alcázar’ publica un artículo claramente golpista del Colectivo “Almendros” y ETA y los sectores fascistas crean una atmósfera de violencia en el país. Además, la situación económica era muy difícil. En este ambiente sociopolítico, los militares acusaban a Adolfo Suárez de “traidor”, ya que en una reunión mantenida con los altos mandos militares para comentarles sus nuevas líneas políticas para asentar la Corona y la democracia señaló: “Tendremos partidos políticos que irán desde la derecha hasta la izquierda moderada. El techo está en la socialdemocracia y como mucho en el Partido Socialista. Desde luego que el Partido Comunista nunca será legalizado” .En abril de 1977 Suárez, en una “decisión personal”, pero acordada previamente con el rey, legaliza el Partido Comunista. Gutiérrez Mellado, Martín Villa, Calvo-Sotelo entre otros, también tienen algo que ver en la toma de esta decisión.


El 23 F

Tejero fue “un tonto útil” que esperaba la llegada al Congreso del denominado “elefante blanco” que representaba al militar promotor del golpe para hacerse cargo del gobierno y del que se especuló, en su momento sobre su identidad: Alfonso Armada, Milans del Bosch, De Santiago…Sin embargo, el tiempo ha traído nuevas versiones y me gustaría recoger dos: la de la periodista Pilar Urbano/Opus Dei y unas declaraciones de Iñaki Anasagasti/PNV que cita declaraciones personales del secretario general de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo.

La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar

En este libro, Pilar Urbano narra que Adolfo Suárez, antes de su muerte, le reveló que “para él estaba clarísimo que el alma de la Operación Armada era el Rey, que nace en Zarzuela, que Don Juan Carlos es el muñidor para colocar al general Alfonso Armada al frente de un Gobierno de concentración". Desde 1980 se estaba fraguando con una falsa apariencia democrática, echar a Adolfo Suárez del Gobierno y colocar al general Alfonso Armada al frente de un Gobierno de coalición nacional, inspirado en la Grosse Koalition alemana, con Felipe González de vicepresidente. Armada era íntimo amigo y colaborador del Rey, al que el gobierno de Suárez había enviado lejos de Madrid, a Lérida, junto con otros generales considerados golpistas.

Mientras los diputados y el gobierno legítimo permanecían secuestrados por las armas, el “gobierno de salvación nacional” que el general Armada presentó a Tejero, lo formaban: Presidente, general Alfonso Armada; Vicepresidente Asuntos Políticos, Felipe González Márquez; Vicepresidente Asuntos Económicos, J. M. López de Letona (Banca). Ministros UCD: Hacienda, Pío Cabanillas; Obras Públicas, José Luis Álvarez; Educación y Ciencia, Miguel Herrero de Miñón; Industria, Agustín Rodríguez Sahagún. Ministros PSOE: Justicia, Gregorio Peces-Barba; Transportes y Comunicaciones, Javier Solana; y Sanidad, Enrique Múgica. Ministros PCE: Trabajo, Jordi Solé Tura; y Economía, Ramón Tamames. Otros partidos e instancias: Asuntos Exteriores, José María de Areilza (Coalición Democrática); Defensa, Manuel Fraga (Alianza Popular); Comercio, Carlos Ferrer Salat (presidente CEOE); Cultura, Antonio Garrigues Walker (empresario); Información, Luis María Anson (presidente agencia Efe). Militares: Interior, general Manuel Saavedra; y Autonomías y Regiones, general José A. Sáenz de Santamaría. ¿Eran conocedores de lo que se proponía?. Se excluía a los partidos nacionalistas y se incluían a determinados diputados del PCE que, como Ramón Tamames, con el tiempo acabarían en la derecha (Partido Popular).

Según el relato de Urbano, el 22 de enero, Suárez, que no está dispuesto a transigir con la 'Operación Armada', va a Zarzuela y se ve obligado a recordarle al Rey que fue elegido democráticamente con 6.280.000 votos en les elecciones de 1979. La respuesta del Rey: "Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos... Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia.Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar".


Según la periodista es el comandante Cortina, de acuerdo con Armada, quien desde el CESID (actual CNI/Centro Nacional de Inteligencia) pone en marcha el 23-F tal y como lo conocemos, la entrada de Tejero en el Congreso y el secuestro de los diputados durante toda la noche. Para que luego apareciera Armada como el "salvador" de los diputados.

Además, respecto a la cuestión de 'El Elefante blanco', Urbano recuerda que fue el propio Rey quien "metió la pata en el libro de Vilallonga (una biografía del Rey, basada en varias conversaciones con el protagonista), cuando dijo que él 'sabía, desde el primer momento, quién era el Elefante Blanco'. Suárez también dijo que 'sólo dos personas saben quién era el Elefante Blanco, y yo soy una'. Si Suárez lo sabía, y desde luego él no lo era, y el Rey también lo sabía, según él mismo le dijo a Vilallonga, y está en la edición francesa y en la inglesa. Ergo... Después, en la versión española eso se corrigió, porque se hubiese tenido que reabrir el sumario del 23-F". Y lo que es todavía mas grave, Urbano señala que las conversaciones entre el Rey y Armada la noche del 23-F desaparecieron del sumario del caso. "No aparece en las actas, como si se hubiera pasado un típex: en lugar del Rey aparece Sabino", dice Urbano.

El rey/Juan Carlos I, dice la periodista, no nos "salvó del golpe". "El rey nos salvó in extremis de un golpe que él mismo había puesto en marcha, no queriendo que fuera un golpe, queriendo una solución fraguada en el Parlamento".


Armada, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, secretario general de la Casa del Rey durante 17 años, estuvo en el Congreso, pero Tejero no le permitió dirigirse a los diputados, para proponer un gobierno de salvación dirigido por él y con representantes de todos los partidos políticos. Tejero, que quería una junta militar presidida por Milans, se sintió traicionado e impidió que Armada asumiera la presidencia del gobierno a las «órdenes del rey». El suyo era un golpe duro, de involución, y desmanteló el golpe blando de Armada. «El Rey nos ha engañado; nosotros hemos avanzado y él se ha echado atrás» clamaba Milans (Iñaki Anasagasti. Una monarquía protegida).



Cuando Armada llega al hotel Palace, conoció el contenido del mensaje del monarca y se pone irremediablemente del lado de los golpistas: “el Rey se ha equivocado” y con su alocución “ha comprometido a la Corona, divorciándose de las Fuerzas Armadas”. En otras palabras, venía a decir, que el rey había traicionado a sus compañeros de armas y a la operación que conocía desde el principio y sobre la que estaba de acuerdo. El ministro Oliart informó de la investigación que se estaba siguiendo, veintiún días después del golpe: «114 personas aparecían citadas en conversaciones grabadas por Francisco Laína, a las que se sumaban 127 miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y 23 civiles». En el posterior juicio de Campamento solo se enjuició a 33 responsables. Fue una «verdadera farsa de la Transición», dice Anasagasti en su nuevo libro Una monarquía nada ejemplar; «por lo pronto no se investigó la trama civil».

Iñaki Anasagasti y los recuerdos del 23 F de Sabino Fernández Campo

Iñaki Anasagasti, exdiputado del Partido Nacionlista Vasco (PNV) recoge unas notas de los recuerdos de Sabino Fernández Campo, secretario general de la Casa del Rey, que le relató lo siguiente:

Tejero había dicho que aquello lo hacía ¡¡en nombre del Rey!! Sí, Sabino, la cosa es grave - apostilla el rey -. Creo que debemos autorizar a Armada a que venga a la Zarzuela y nos explique detalladamente lo que está pasando, porque creo que aquí están pasando cosas que no estaban previstas. -- ¿Cosas que no estaban previstas? ¿A qué se refiere Su Majestad? -- Bueno, es un decir (pero, por primera vez noté cierto nerviosismo en el Rey, como si quisiera ocultarme algo) En ese momento sonó el teléfono. Era el general Juste que pedía hablar conmigo. Rápidamente me puse al habla.
-- Juste, ¿qué pasa?
¿Está el general Armada en la Zarzuela?
-- No, ¿por qué me lo preguntas?
-- Porque me han dicho que a estas horas el general Armada tenía que estar en la Zarzuela.
-- Y eso ¿por qué? ¿Quién te ha informado de ello?
-- El comandante Pardo Zancada, que al parecer lo sabe de boca del general Milans.
-- Pues, Juste, Armada no está en la Zarzuela, ni está ni se le espera.
-- Gracias, Sabino, eso cambia las cosas. 
Y así, ya con "todas las moscas detrás de la oreja", me dirigí de nuevo al despacho de Su Majestad y cuando entré me llevé la sorpresa de la noche, qué digo, la sorpresa de mi vida. Porque allí se estaba brindando. Y eso me nubló la mente y me enfureció. Así que, y ya sin protocolos, me dirigí a Su Majestad y sin pensarlo le dije mirándole de frente:
-- ¡Señor!... ¿Está usted loco? Estamos al borde del precipicio y usted brindando con champán --y casi grité-- ¡Señor!, ¿no se da cuenta de que la Monarquía está en peligro? ¿No se da cuenta que puede ser el final de su reinado? ¡¡¡Recuerde lo que le pasó a su abuelo!!!.


Entonces la cara del Rey cambió de color y vi como sus manos le empezaron a temblar y en voz casi inaudible mandó salir a los allí presentes
Sí, sí, tienes razón. Por favor, habla tú con los capitanes generales y haz lo que puedas.
-- No, Señor, con los capitanes generales tiene que hablar el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, y ese honor le corresponde a Su Majestad.
-- Sí, tienes razón... pero, no te vayas de aquí. Y allí permanecí mientras el Rey hablaba por este orden, con Jaime Milans del Bosch (III Región Militar), Guillermo Quintana Lacacci (I Región), Pedro Merry Gordon (II Región), Antonio Pascual Galmes (IV Región), Antonio Elícegui Prieto (V Región), Luis Polanco Mejorada (VI Región), Angel Capano López (VII Región), Manuel Fernández Posse (VIII Región), Antonio Delgado Álvarez (IX Región), Manuel de la Torre Pascual (Baleares), Jesús González de Yerro (Canarias) e Ignacio Alfaro Arregui, en ese momento presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor (Jujem) y Luis Arévalo Pelluz, almirante jefe del Estado Mayor de la Armada.

Yo ayudé a crear la versión que ha pasado a la Historia y desdecirme ahora seguro que me lo echarían en cara todos. Porque bien pueden pensar que si entonces mentía, ahora también lo puedo estar haciendo. Muchos me achacarían que hablo ahora con resentimiento, por la 'patada en el culo' que me dio Su Majestad el año pasado. Es que podría ser hasta la caída de la Monarquía.

-- No lo creo. Aunque muchos no lo crean España no tiene ahora mismo otra salida que la Monarquía. En eso tal vez Franco tenía razón y ¡todo estaba atado y bien atado!






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