miércoles, 24 de febrero de 2016

Somos capaces de dialogar “para que todo siga casi igual”

Pedro Sánchez (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos) anuncian un pacto de investidura de Gobierno para “ vender humo”. Me explico, cómo puede aplicarse dicho acuerdo sin contar con la abstención del Partido Popular (P.P). Y si es así, ¿por qué no lo confirman?. La carta a la que juegan pronto va a ser descubierta. Sin embargo, supongamos que la finalidad no es formar Gobierno sino simular ante la opinión pública que ellos son capaces de dialogar por el bien de España frente a los dos extremos: PP y Podemos. Se trata de jugar a una carta centrista que busca reformas “dentro de un orden” y que la responsabilidad recaiga sobre los intransigentes que proponen “propuestas descabelladas”. Vamos a tratar de analizar las supuestas reformas, sus contradicciones y si acuden, finalmente, con la colaboración encibierta/descarada del PP o si en las próximas elecciones rentabilizan esta postura o les pasará factura por sobreactuar políticamente.


Tal ambigüedad se percibe en la consulta que la ejecutiva del PSOE va a realizar entre su militancia: “¿Respaldas estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?". Se supone que hoy, miércoles 24 de enero, el texto del acuerdo será dado a conocer públicamente y este viernes comenzará una votación on line entre la militancia. Eso sí, el resultado de la consulta no es vinculante…

Entre las propuestas aparece una reforma de la Constitución, en tres meses, con reformas imposibles sin la anuencia del PP que tiene la mayoría absoluta en el Senado. Incluye, entre otras, propuestas complicadas de asumir tanto por el PP como por el PSOE, como:

1.La supresión de las diputaciones. El bipartidismo es muy fuerte en las zonas rurales y, de hecho, el PSOE ya planteó esta fórmula para la campaña de 2011, con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato, y la recogió en su manifiesto electoral, pero el partido no la incluyó en su programa para las generales dejándolo en "modernizar" las diputaciones”, ya que la apuesta de Rubalcaba generó la oposición de federaciones como la andaluza. Curiosamente, ante la necesidad de acuerdos con el PNV, no se menciona a las diputaciones forales vascas, ni los cabildos insulares, con mucho más poder que las de régimen común -recaudan ellas mismas los impuestos-, que quedan así blindadas. Además, para rizar el rizo, la eliminación de las diputaciones serán sustituidas por consejos de alcaldes.

2. Congelar el IRPF para evitar la subida de impuestos “a la clase media y trabajadora” propiciando una reforma en el Impuesto de Sociedades, que se quedará en el mismo tipo, pero suprimiendo deducciones y beneficios fiscales para que las grandes empresas tributen más del 6%, cifra en la que se sitúan en la actualidad/bajísima; se sustituye el impuesto de matriculación por uno de emisiones; el impuesto de sucesiones homogeneizará con una horquilla de máximos y mínimos y los beneficiados por la amnistía fiscal del PP, que pagaron el 3% del dinero rescatado, pagarán un 7%. Además, el IVA queda congelado a excepción del cultural que se reduce del 21% al 7% y se estudiará la puesta en marcha de un impuesto extraordinario sobre las grandes fortunas. Esta lista de reformas no pueden ser consideradas descabelladas, ni descafeinadas, centradas, en su justa medida para “seguir casi igual”.

3. En cuanto a la política territorial, el acuerdo pasa por defender el artículo 1 de la Constitución, oponiéndose a cualquier consulta de autodeterminación para Cataluña. Este es un asunto capital para Ciudadanos. Otra de las 'medidas estrella' de los naranjas suponía la eliminación del Senado. No se suprimirá, aunque habrá una reducción muy relevante…

4. Supresión de los aforamientos, y que sólo queden limitados a la actividad parlamentaria. Que no protejan los casos de corrupción, como, por ejemplo, el caso de Rita Barberá. Totalmente de acuerdo con este punto, pero si lo aplican bien en el reglamento y no en la ley, el PSOE- como el PP – llenan las cárceles.

5. Limitar los mandatos de un presidente del Gobierno a 8 años, despolitización de la justicia para que los jueces no sean designados  por los partidos políticos (totalmente conforme con esta medida, pero cómo y cuándo y al PSOE cuestionarle por qué ha contribuido a la politización y ha tardado tanto en darse cuenta del error).

A la Reforma Laboral se la dan dos pequeños retoques y ya está lista “para más de lo mismo”. Finalmente, el dirigente catalán ha escenificado un ultimátum amable en el que hacía un llamamiento final a Ferraz, pidiendo “un último esfuerzo” para dar por cerrado el acuerdo.



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