miércoles, 22 de julio de 2015

Historia de una escalera, Antonio Buero Vallejo

Antonio Buero Vallejo con “Historia de una escalera” marca un hito en el teatro de la posguerra en España. Frente al teatro burgués puramente de divertimento, el autor propone un teatro de realismo social, denuncia y toma clara de “partido” por los desfavorecidos. Hay una primera lectura, en la que encontramos historias de amores frustrados y una segunda, en la que se nos muestra la frustración y la impotencia de la clase trabajadora que no logra salir adelante por dos razones: a) la imposibilidad económica, b) la resignación/apatía al permanecer inmóviles. Así, el drama lo podemos calificar como “la frustración social de la clase trabajadora a través de tres generaciones”.


La obra de teatro se estrenó en 1949 y recibió el Premio Lope de Vega, y un gran éxito de crítica y público. Utiliza un lenguaje coloquial y en el primer acto vemos la escena de un cobrador de luz y los problemas económicos de la vecindad con la excepción de Don Manuel. El joven Fernando se encuentra con Carmina en el descansillo de la escalera y la expresa su amor comentándola los planes de futuro que tiene para ambos. Parece que se forma una pareja y, sin embargo, en el acto segundo (diez años después) han fallecido los vecinos más viejos y las parejas se han casado, pero no con los deseados. Así Fernando se casó con Elvira por interés económico y han tenido un bebé; Carmina se casó con Urbano porque era un hombre sensato y trabajador, pero siempre estuvo enamorada del seductor vago de Fernando. Han tenido una hija.


Llegamos al acto tercero (pasados 20 años). Todos han envejecido y han llegado nuevos vecinos que menosprecian a los antiguos (nueva clase social renovada). El edificio de la escalera ha cambiado y se nota cierta remodelación en las ventanas, paredes y timbres en las puertas. Sin embargo, la casa, ahora, tiene más años.

Fernado y Elvira (hija de Don Manuel) ya tienen dos hijos Fernando (hijo) y Manolín, el segundo y menor, las escenas se repiten mas o menos de la misma manera que en el segundo acto en cuanto a las aspiraciones de Fernando hijo.

Además ocurren otras cosas como, el noviazgo de Fernando (hijo) y Carmina (hija) repitiendo de esta manera la historia de sus padres. Al enterarse los padres de Fernando y de Carmina de eso, estos se enfadan y entran en una grave discusión que acaba reproches y viejos rencores que salen al aire. Pero a Fernandito no le importa y a expensas de sus padres los dos jóvenes se aman en el descansinillo.

Todas las generaciones han pretendido salir de allí para cambiar sus vidas. La escalera se convierte en la metáfora de una jaula de la que no se puede escapar.

Antonio Buero Vallejo

Nace en Guadalajara en 1916 y muere en Madrid en el año 2000. Su vida ha sido un ejemplo de coherencia. Galardonado con muchos premios, incluido el Cervantes en 1986. Afiliado al Partido Comunista fue detenido en 1936 y condenado a muerte, pena que fue conmutada a treinta años de cárcel. En 1946 sale con libertad condicional y en pleno éxito teatral vuelve a “tomar partido” y junto a José Bergamín y otros cien intelectuales envían una carta al ministro de Información y turismo solicitando explicaciones sobre el trato dado por la policía a algunos mineros asturianos, lo que le acarreó el distanciamiento de editores y empresas.


Un hombre muy culto que en sus obras menciona a muchos de aquellos españoles que dieron o pudieron dar un giro importante a nuestro país. Así, en “Un soñador para un pueblo” representa la frustración y renuncia del marqués de Esquilache que quiso cambiar para bien muchos males de nuestra nación, incluidas muchas taras de nuestro pueblo; en “La detonación” está la frustración de Larra ante la España inmovilista y arcaica. Otros títulos muy importantes son: “En la ardiente oscuridad” (la ceguera lúcida), “El tragaluz” (la tortura), etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario