martes, 6 de septiembre de 2016

‘El otro árbol de Guernica’, Luis de Castresana

Mañana, miércoles, se estrena en Bilbao la película "Gernika" del bilbaíno Koldo Serra, que relata el bombardeo de la villa foral durante la guerra civil. Esta noticia me ha retrotraído a una excelente lectura de mi infancia que guardo en mi memoria gratamente. Se trata de la novela ‘El otro árbol de Guernica’ de Luis de Castresana.


El autor formó parte del programa de niños conocidos como los "niños de la guerra", que el Gobierno de Aguirre en el País Vasco decidió evacuar hacia otros países como Francia, Bélgica o Rusia para librar a los niños de los horrores de la guerra civil (1936-1939). A partir de esta experiencia escribió su libro más famoso: El otro árbol de Guernica, que fue Premio Nacional de Literatura en 1967 y también fue llevada al cine.

En la novela se narra parte de la peripecia personal del autor, a quien sus padres enviaron a Bélgica cuando estalló la guerra. Los protagonistas son un grupo de niños vascos, al que se unen niños del resto de España, en Bruselas. Llegan en busca de un refugio. Una camiseta del Athletic, una de la selección española y un árbol en el patio del colegio se convierten en el lazo de unión de esos niños, aderezado con una dulce añoranza de su tierra.

El árbol de Guernica ha sido desde siempre símbolo de Euskadi y de su independencia. En el libro éste adquiere dos significados, el primero y más importante es el recuerdo que proporciona a los niños el tener a la vista, cerca suyo, un recuerdo de su país. La guerra los ha arrancado de sus familias en un país extranjero, y es allí donde pueden recordar que son españoles, vascos y que algún día u otro volverán.

El árbol es el punto de reunión y de encuentro, junto a la camiseta del Bilbao para Santi/el protagonista y la de la selección española cuando juegan al futbol con los niños belgas. Existe la solidaridad y el apoyo de unos con otros - al igual que Santi protege a su hermana Begoña - ya que todos ellos han sido arrancados de su hogar y de su tierra. Ellos han vivido y compartido el dolor de la despedida, la añoranza de lo que dejaron atrás y el anhelo del regreso con su familia y su tierra.

Aquí, el bombardeo se muestra a través de ese desgarro que se produce en los niños y la novela nos transmite distintas emociones de una manera sencilla y natural.

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