miércoles, 14 de septiembre de 2016

¿Por qué se mató Carla?

Una niña de 14 años que estudiaba 2º de la ESO se levantó un 11 de abril del 2013 y se lanzó desde el acantilado de La Providencia, en Gijón (Asturias). Antes del suicidio, Carla se autolesionaba y su rendimiento escolar bajó de los notables a los insuficientes y es que estaba sufriendo acoso escolar, pero ella guardaba silencio y se comía su dolor sin advertir a sus padres.


El periódico El Mundo accedió al atestado policial, a los testimonios de las menores que fueron a declarar a comisaría, a la documentación interna del colegio Santo Ángel de la Guarda donde estudiaba y a los mensajes que se intercambiaron sus compañeras en las redes sociales que frecuentaba la niña en los días posteriores a su muerte.

Algunos de los mensajes eran estos:

"Yo sí, me metí con ella, le pegué, nos pegamos, pero, ¿ fui la única persona acaso? Creo que no, eh, hay mucha gente más que ahora no da la cara, que hizo lo mismo, incluso peor que yo".

Un  testimonio que una alumna realizó en la comisaría apuntaba:

"La menor indica que a raíz de hacerse pública su condición de bisexual (...) comenzaron a meterse con ella, llegando a insultarla con frases tipo: bollera, virola [bizca] y otras frases similares, e incluso en una ocasión le arrojaron agua procedente de los baños. (...) Ella no entendía por qué estas personas se metían con ella si nunca les había hecho nada".

Tras el suicidio de Carla, el Juzgado de Instrucción número 3 investigó de oficio lo ocurrido descartando el homicidio y trasladando el caso a la Fiscalía de Menores de Oviedo que descartó el acoso escolar sin tan siquiera llamar a las cinco menores sospechas de bullying. No se rastrearon las redes sociales que tenía la menor, no se investigó el portátil de Carla, no se hizo absolutamente NADA.

En España, el acoso escolar no está tipificado como un delito. En la práctica es muy complicado lograr una condena contra un menor. De lograrse, suele terminar con trabajos en beneficios de la comunidad.

Archivaron el caso y con  la perseverancia de los padres y nuevas pruebas se reabrió la causa. La pretendida “Justicia” dictó sentencia de castigo a dos  jóvenes acusadas por la muerte de Carla con realizar cuatro meses de trabajo social.

El sistema calla, oculta, se muestra  tolerante con el verdugo e injusto con la víctima. Los sinvergüenzas señalan: “Hay que proteger a los niños”. ¿A las víctimas o a los verdugos?

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