martes, 30 de junio de 2015

Pretty Woman, la Cenicienta de Hollywood

‘Mujer bonita’ se estrenó en 1990 y ha sido emitida en televisión, 20 veces desde 1994, con gran éxito de audiencia. Es un producto comercial muy bien estructurado (guión, música, intérpretes guapos, fotografía, etc ). Es lo más alejado de la realidad, pero el cine presenta un mundo de ensoñación que también el ser humano necesita,  siempre y cuando no confunda realidades y fantasías.


Richard Gere venía de disfrutar su último éxito en taquilla vestido de blanco almirante marina/traje Comunión en Oficial y Caballero (1982) y ya se había metido en el bolsillo al público femenino. Julia Roberts se convierte en la novia de América, gracias a Pretty Woman. La presencia del cuento de Cenicienta y todos sus símbolos están presentes en el largometraje y son reconocibles:

Una chica maltratada por la vida/ pobre y un apuesto empresario/ejecutivo maduro que conduce un cochazo. Cambiamos  la ingenua y menesterosa Cenicienta por una prostituta para darle erotismo al asunto y al príncipe/monarquía en desuso por un especulador que conduce un Lotus en lugar de una carroza de calabazas.


El encuentro en la calle es producto del azar/magia/destino. Es decir, Gere no va a su encuentro pensando en “echar un polvo”. El se había perdido (tenía carnet, pero no conocía las calles) y se lleva a la fulana al hotel…para jugar al parchís.

La chica descubre que es un tipo guapo y además…podrido de dinero que la paga unos emolumentos increíbles por hacer de señorita de compañía sin tocarla un pelo.

El protagonista, como un Pigmalión, la lleva a la opera y ella en lugar de aburrirse soberanamente se emociona y llora porque en el fondo es un ser muy delicado que la ha regalado un collar de perlas. En el hotel la invita a unas fresas con champagne, nada de unos bocatas y unas cervezas, eso es ordinario. Sin embargo, no todo va a ser casto…




Ahora el príncipe amante que ha sufrido mucho de pequeño/odio a la figura paterna recuerda a su madre que le enseñó a tocar el piano y emocionándose  con la música le da un subidón y echándola pá tras en el piano ¡zasca!. Ambos quedan contentos y quitan muchas amarguras. Solo queda un piano fino, atormentado y algo molesto por servir de catre. 



Aquí, el hada madrina es el gerente del hotel que ayuda a Julia Roberts como si fuera un padre o un amigo gay aconsejándola sobre tiendas de moda. La madrastra es el abogado de Richard Gere que desprecia a Julia al conocer su profesión y porque quiere que su chico deje la mala vida que lleva como especulador.


Al acabar la semana del contrato temporal, concluye el baile de palacio y ella debe volver a la calle. Richard Gére la pide que se quede con él, pero sin hablarla de un empleo fijo/matrimonio y la chica que se ha enamorado no quiere aprovecharse de su dinero, le quiere porque tiene unos ojos pequeños y achinados que a ella la gustan ¡oye!. 

Ella vuelve a su barrio, pero Richard se siente como un perro abandonado y va en su busca. Ella está asomada a una ventana o balcón y el sube por las escaleras/ al torreón donde está prisionera la princesa con un ramo de flores y alguien les pone música de Roy Orbison. ¡Un detallazo!.


Una idea muy original de la película es cuando abre la siguiente variante: ¿Qué ocurrió cuando el Príncipe subió a la torre y la rescató?. Que ella le rescató a él.

La cinta reconoce en todo momento la influencia del cuento y la idea del sueño americano: “todo lo que uno se proponga en América se puede conseguir, es posible que una persona consiga escalar en la sociedad por muy bajo que empiece.

                                          “Bienvenidos a Hollywood ¿Cuál es su sueño?
                            Todo el mundo viene aquí, esto es Hollywood. Tierra de sueños.
                                  Unos se hacen realidad y otros no, pero sigan soñando.
                                  Esto es Hollywood; siempre es hora de soñar, así que…
                                                       Sigan soñando”

En mi opinión, una película llena de mentiras pero un cuento muy bien logrado que no me extraña que tenga éxito entre las mujeres porque los detalles y las emociones íntimas están muy bien detectadas. La cinta la vi con María/mi mejor amiga y la pregunté: ¿Por qué os gusta tanto a las mujeres esta película?. Ella me contestó: “Tiene muchos detalles muy bien armonizados y, sobre todo, la idea del príncipe está, desgraciadamente, muy arraigada en nosotras desde que somos niñas. Somos más capaces que los hombres, pero hay algo en nuestro interior que nos pide sentirnos arropadas, protegidas, no sé si es solo una cuestión cultural pero existe. 

La contraposición a Pretty Woman es una auténtica joya cinematográfica llamada ‘Las noches de Cabiria’ de Federico  Fellini (1957). 


Cabiria es una prostituta de los barrios bajos y pobres de Roma. Sueña con encontrar a un hombre que la ame realmente y que pueda sacarla de esta vida, aunque por más que lo pida a la Madonna, el milagro no ocurre. Un chulo que le roba el dinero y trata de ahogarla en el río, una conocida estrella de cine italiano, un alma caritativa que entrega comida y ropa a los pobres, son muchos los hombres que pasan por su vida, y no me refiero únicamente a las transacciones económicas, son hombres que ganan su gran e ingenuo corazón, que si bien puede estar reforzado por un duro carácter, es dulce y hermoso. Todos son decepciones hasta que conoce a un tímido contable que está perdidamente enamorado de ella.

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