martes, 22 de marzo de 2016

La vida es un cabaret

El maestro de ceremonias del Kit Kat Club nos invita a pasar con el mítico:  “Willkommen, Bienvenue, Welcome...". Estamos recordando 'Cabaret', una película musical estadounidense de 1972 que nos plantea el sórdido mundo del cabaret con un público que no quiere contemplar que el desastre está cerca, el ascenso del nazismo.


El cabaret era la distracción de la clase pudiente alemana, mientras que el pueblo vivía la feroz crisis económica de los años 30. En este planteamiento de fondo aparecen nuestros protagonistas como personajes decadentes, alocados y humanos. Sally Bowles/Liza Minelli es la estrella del cabaret y anda por la vida un poco boba, bastante loca y algo extravagante, con pestañas falsas y uñas pintadas de verde; Bryan Roberts/Michael York es su antagonista, un estudiante de Cambridge “demasiado británico” según ella y, formando un menage a trois aparece el aristócrata Maximilian von Heune/ Helmut Griem interesado en Sally y en Bryan.



La historia de amor es el pretexto para analizar las circunstancias político sociales que vive Alemania en los años 30. En este contexto histórico decadente, sus personajes lo son también. Una historia de amor abocada al fracaso, bisexualidad en las relaciones físicas y afectivas, un aborto voluntario porque Sally sueña con ser artista. Así, cuando ella se da cuenta que está embarazada, y aunque no sabe quién es el padre, Bryan dice que se hará cargo del niño y lo esperan ilusionados. Pero un día Sally aborta. Ella sueña con ser una artista y piensa que por su forma de ser su relación no hubiera funcionado a la larga ya que ella no es como las demás, seguirá en el cabaret, soñando con llegar a ser una estrella mientras Bryan regresa a Inglaterra para continuar con sus estudios.

Los números conservan ese aire burlesco y decadente típico del music hall, el director no pretende dootarles de glamour. Los bailarines aparecen grotescamente maquillados y los números cómicos resultan a menudo más soeces que graciosos. Aquí aparece otro personaje pintoresco, el maestro de ceremonias/ Joel Grey que presenta unos números musicales soberbios cerrando la película y el cabaret con su parlamento en tres idiomas, inglés, francés y alemán.


Cabaret fue nominada a 10 premios Óscar y ganó 8, cosa que sorprendió, pues la favorita de ese año era El Padrino de Francis Ford Coppola, que logró el premio de mejor película, el de mejor actor (Marlon Brando) y el de mejor guion adaptado.

                              

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