martes, 29 de marzo de 2016

“Matrix te posee”, la realidad como alienación

¿Es el mundo lo que parece? Thomas Anderson (Keanu Reeves), programador de una empresa de software que en sus ratos libres se dedica al pirateo informático, de alias Neo, averiguará que no. Con él contactará un extraño grupo encabezado por Morfeo (Lawrence Fishburne), quien le mostrará la verdadera realidad que se esconde tras lo aparente: un mundo dominado por las máquinas, las cuales esclavizan a la Humanidad para utilizar nuestros cuerpos como simple fuente de energía. ¿Pero, y nuestra mente, dónde se encuentra entonces? la respuesta está en Matrix. Morfeo cree que Neo es “El Elegido” anunciado por unas profecías y que podrá librar a la humanidad de esa esclavitud.



Matrix (1999) es una película estadounidense de ciencia ficción que es la primera entrega de una trilogía. La película fue reconocida por la Academia con 4 Premios Óscar (Mejor Montaje, Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido y Mejores Efectos Visuales).

Nunca me he sentido atraído por el género de la ciencia ficción, me ha resultado algo “friki”, infantil y alucinógeno. Sin embargo, Matrix me encantó porque juega con ideas interdependientes y, en cierta manera, coherentes. Por un lado, retoma aspectos culturales de la Biblia: la idea del “Apocalipsis”, la del “Salvador” de la humanidad que deberá decidir/aceptar su destino  (en la película a través de la elección de una pastilla azul o roja), el Oráculo/San Juan Bautista reconoce al Salvador. Por otro lado, enlaza con el concepto de alienación descrito de diferentes formas por diferentes filósofos, como los Maestros de la sospecha Karl Marx y Friedrich Nietzsche, y también por las filosofías orientales como el budismo y el taoísmo, las cuales representan la idea de una falsa realidad enajenadora bajo el nombre de Ilusión.



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