jueves, 24 de septiembre de 2015

Evita o las dos caras de Eva

Hablar de María Eva Duarte de Perón es hablar de Perón, del justicialismo y de Argentina. Una mujer fuerte, femenina y de origen humilde que poseía un gran don: “ser una gran comunicadora”. De niña quiso ser actriz y a los quince años llega a Buenos Aires/capital en busca de trabajo. Debe vivir un periodo de escaseces hasta conseguir el éxito como locutora y actriz de radioteatros. Su primer papel está ambientado en la vida cotidiana de los trabajadores del algodón en el Chaco (ella conocía por experiencia la vida de los humildes) y, así, consigue lograr una situación económica estable y cómoda.


Desde su infancia vivió personalmente la problemática de los desheredados. Considerada “hija ilegítima” ya que su padre no la reconoce; al casarse con Perón falsifican la partida de nacimiento para cambiar el primer apellido: Ibarguiren/madre por el Duarte/padre.

Sus detractores la han calificado de “ambiciosa”, posiblemente sea verdad, pero sí es cierto que nació entre los descamisados, entre esos “cabecitas negras”, término despectivo y racista utilizado por las clases media y alta de Buenos Aires para referirse a los migrantes no europeos que llegaban a Buenos Aires.

En un fragmento de su libro La Razón de mi vida, Eva cuenta cuáles eran sus sentimientos en ese momento:

“En el lugar donde pasé mi infancia los pobres eran muchos más que los ricos, pero yo traté de convencerme de que debía de haber otros lugares de mi país y del mundo en que las cosas ocurriesen de otra manera y fuesen más bien al revés. Me figuraba por ejemplo que las grandes ciudades eran lugares maravillosos donde no se daba otra cosa que la riqueza; y todo lo que oía yo decir a la gente confirmaba esa creencia mía. Hablaban de la gran ciudad como de un paraíso maravilloso donde todo era lindo y extraordinario y hasta me parecía entender, de lo que decían, que incluso las personas eran allá "más personas" que las de mi pueblo”.


Era una mujer religiosa y siempre se dejó aconsejar por un jesuita que dijo de ella: “A Evita hay que juzgarla más por sus actos que por sus palabras”. De hecho, consiguió el sufragio femenino y la participación de las mujeres en la política, objetivos perseguidos durante años por los socialistas y feministas. Ya casada con Perón, participó activamente en la campaña electoral de su marido en 1946, siendo la primera mujer argentina en hacerlo. Impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón dirigida a los grupos más necesitados. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños mediante campeonatos que abarcaron a toda la población, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas.

Evita utilizó un discurso emocional y socialmente muy polarizado. El peronismo aprovechó, esta faceta junto a otras, para convertirla en una heroína, en un símbolo del propio movimiento justicialista que tenía unas características peculiares y, en algunos casos, similares a un fascismo de corte paternalista.

Opuesto al liberalismo (aunque admite la propiedad privada) y al marxismo (no admite la lucha de clases, ni el materialismo, se denomina un movimiento muy espiritualista y su carácter es nacionalista/no internacionalista).

En el aspecto económico, frente al liberalismo/libre cambio, defiende:

1. El mercado interno, a través de la inclusión de sectores marginados y aumento de los ingresos y salarios de los sectores más postergados. Uno de los soportes del movimiento peronista son los sindicatos.
2. Intervención y regulación de la economía por parte del Estado, incluyendo nacionalización de sectores estratégicos.
3. Promoción de la industrialización y la producción nacional. Por tanto, independencia económica del país con respecto a los monopolios extranjeros.
4. Planeamiento económico: planes quinquenales.

La figura de Evita alcanzó una gran difusión entre las clases populares. Se estimula su figura en todos los ámbitos hasta el punto que incluyen estampas que la representaban de modo similar al que se representa a la Virgen María. Sus discursos, sumamente emocionales y de gran impacto popular, tuvieron la particularidad de apropiarse de términos peyorativos con las que personas de clase alta solían referirse a los trabajadores, para darles un significado elogioso. Ej “descamisados”/sans-culottes como forma de enfatizar su propio origen humilde y solidarizarse con los trabajadores.

                              

Evita defiende los derechos de las mujeres, pero nunca enfrentados al de los hombres - al igual que niega la lucha de clases - una imagen activa que políticamente se relega siempre al segundo plano (aunque sea el primero). Un ejemplo es la siguiente frase suya:

“Pero es más grande el amor de Perón por el pueblo que mi amor; porque él, desde su privilegio militar supo encontrarse con el pueblo, supo subir hasta su pueblo, rompiendo todas las cadenas de su casta. Yo, en cambio, nací en el pueblo y sufrí en el pueblo”.

Dos libros encargados para Eva Perón, “La razón de mi vida” (1951) y “Mi mensaje” (1952) están escritos de forma autobiográfica y son utilizados como un manifiesto peronista. A menudo no describe sus propias opiniones, sino las de Juan Domingo Perón, con las cuales Evita manifiesta coincidir por completo.

La llegada del peronismo al poder se produce en plena posguerra mundial con una Europa en ruinas y el liderazgo creciente de Estados Unidos en occidente. En este contexto, Argentina se encontraba en una posición favorable gracias a las exportaciones de carnes y granos a las potencias beligerantes. Es un momento dulce para Argentina que se ve trastocado cuando Estados Unidos, a través del Plan Marshall, coloca sus excedentes agrícolas en Europa en detrimento del país sudamericano. A partir de 1950, la situación económica comienza a empeorar y se aplican medidas de corte ortodoxo, como el ajuste del gasto público; Perón, que había declarado una vez que "se cortaría las manos" antes que endeudar a la Nación comprometiendo su independencia económica, contrajo finalmente un préstamo con el Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos (Eximbank) y firmó contratos de explotación petrolífera con compañías extranjeras.

En las elecciones generales de 1951 las mujeres pudieron presentarse, no solo para votar sino como candidatas. Debido a su gran popularidad, la Confederación General del Trabajo avaló la candidatura de Evita al cargo de Vicepresidenta de la Nación, acompañando a Perón, un hecho que no solo implicaba llevar una mujer al Poder Ejecutivo, sino fortalecer  al sector sindical en el gobierno peronista. La audaz jugada desató una aguda lucha interna en el peronismo e intensas gestiones de los grupos de poder, en la que los sectores más conservadores presionaron fuertemente para evitarlo. Simultáneamente a este proceso Evita desarrolló un cáncer de útero que acabaría con su vida en menos de un año.  Eva habló por radio para informar que había decidido renunciar a la candidatura. Esa fecha fue designada por los simpatizantes del peronismo como Día del Renunciamiento.

Evita tenía una visión sumamente combativa y pensaba que la oligarquía y el imperialismo actuarían incluso violentamente para anularlos. Consecuentemente Eva impulsó junto a los dirigentes sindicales la formación de milicias obreras y, poco antes de morir, compró armas que entregó a la CGT.

Debido a un fulminante cáncer de útero, falleció en 1952, a la edad de 33 años. Recibió honores oficiales siendo velada en el Congreso de la Nación y en la central sindical (CGT), con un reconocimiento multitudinario sin antecedentes en el país. Su cuerpo fue embalsamado y ubicado en la CGT. La dictadura cívico-militar autodenominada Revolución Libertadora  (es el nombre con el que se autodenominó la dictadura cívico-militar que gobernó la República Argentina tras derrocar al presidente constitucional Juan Domingo Perón mediante un golpe de Estado (1955) y que, tras más de dos años de gobierno, hizo entrega del mismo a Arturo Frondizi (1958) quien sería derrocado cuatro años después en 1962.) secuestró y profanó su cadáver en 1955, ocultándolo durante dieciséis años.

El musical Evita presenta la figura ambivalente de Evita: benefactora y, a la vez, ambiciosa y el personaje histórico del Che Guevara - también argentino - como la conciencia que clama: ¡Oh qué gran circo!.

                             

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