martes, 15 de septiembre de 2015

La UMD, los quijotes de la democracia

La Unión Militar Democrática (UMD) fue una organización militar clandestina para apoyar, desde el interior de las Fuerzas Armadas, el establecimiento de un sistema político democrático en España. Sucedió la paradoja de que los militares que se pronunciaron a favor del sistema democrático sufrieron el ostracismo en el nuevo régimen político. Así, los militares progresistas que participaron plenamente en la lucha de oposición democrática se quedaron fuera de la democracia.

                                                             Miembros de la UMD

La UMD se fundó el 1 de septiembre de 1974 y acordó su disolución el 26 de junio de 1977, unos días después de la celebración de las primeras elecciones democráticas. El movimiento tiene un precedente entre los alumnos de una academia de preparación militar con raíces falangistas y cristianas, pero con un fuerte contenido social.

Al estamento militar se accedía generalmente de padres a hijos y casi siempre dentro de una casta funcionarial de clase media o alta. Solo la iniciativa comercial privada y los trabajadores quedaban fuera de ella. Los dirigentes de esta academia buscaban la justicia social y la igualdad de oportunidades para lograr acceder al ejército a todo aquel que estuviera capacitado. La idea no se basaba en un negocio al uso, sino el encuentro con “valiosos alumnos” sin importarles la condición social. En el centro colaboraba el sacerdote jesuita José María Llanos quien, en un principio fue falangista, y su lucha en el barrio marginal madrileño del Pozo del Tío Raimundo le conduciría al sindicato Comisiones Obreras y al Partido Comunista de España.

Antes de la UMD hay que destacar el comportamiento de un pequeño grupo de generales moderados encabezado por el general de Ingenieros del ejército de Tierra Manuel Díez-Alegría, jefe del Alto Estado Mayor hasta su cese en 1974. Dicho cese estuvo provocado por presiones al gobierno del sector ultra que veía a este general como el principal obstáculo para sus planes continuistas. Díez Alegría, militar culto y abierto, se había constituido desde años atrás en el principal referente de los militares reformistas; durante su servicio activo ejerció una influencia decisiva en los oficiales a su mando, inculcando a sus colaboradores la preocupación por los aspectos profesionales de la institución en detrimento de la politización, que era usual en los altos mandos militares. Se atreve a realizar  afirmaciones absolutamente inéditas para la época, señalando que los Ejércitos deben trascender el ámbito nacional y abrirse al escenario internacional; que no deben interferir en la política general del Estado sobre asuntos que no son de su incumbencia; que la fuerza militar debe ser de entidad reducida y estar dirigida por profesionales capaces; que las FAS deben apoyar la investigación científica y técnica contribuyendo al desarrollo nacional; que el acceso a la oficialidad de los ejércitos debe estar presidido por una selección rigurosa entre todas las clases sociales; que la formación militar debe estar regida por unas bases técnicas y humanísticas que capaciten para el ejercicio profesional; y que la defensa nacional no es una cuestión exclusiva de militares sino de toda la nación.

                                                             Manuel-Díez-Alegría

La UMD tuvo la influencia de la Revolución de los claveles en Portugal (25 abril 1974) protagonizada por un grupo de oficiales jóvenes que se enfrentaron a la dictadura de Salazar y permitió la democratización del país luso. Este grupo de militares no tenían ningún concepto revolucionario, sólo la aspiración a a una democracia de corte occidental y ni tan siquiera pretendían dar un golpe de estado - entre otras cosas ni sabían, ni podían, pues carecían de la experiencia de los militares portugueses fogueados en las colonias-. Así pues lo que se perseguía era conseguir el mayor número posible de adeptos para, en palabras de uno de los fundadores: "En vez de un pronunciamiento activo debíamos ensayar un pronunciamiento negativo: Mojar la pólvora de aquel ejército azul".

Los comandantes Luis Otero Fernández y Julio Busquets contactan con políticos de la oposición española y junto al comandante Guillermo Reinlein y nueve capitanes aprueban en una reunión celebrada en Barcelona (01/09/74) el texto del ideario funcional y una Junta Directiva. En este ideario se fijaban los objetivos de la organización tanto en el aspecto civil como militar.

En cuanto a lo civil se proponía lo siguiente:
Convocar una asamblea constituyente que elaboraría una Constitución homologable a la del resto de países occidentales europeos
Restablecimiento de las libertades democráticas y de los derechos humanos.
Lucha contra la corrupción.
Reformas socioeconómicas para la mejora de condiciones de vida.

Respecto a lo militar los puntos principales eran:
Reforma de la Justicia Militar.
Reforma de la Ley del Servicio Militar.
Reorganización de los tres ejércitos.

La doctrina de la UMD rechazaba tanto el apoliticismo –haciendo bueno el consejo del poeta Antonio Machado a los jóvenes en el sentido de que desconfiaran de los que les proponían no hacer política, porque seguro que pensaban seguir haciéndola por ellos– como creía firmemente en el apartidismo. En los documentos de uso interno de la organización, hay una preocupación constante por la posibilidad de ser instrumentalizados por los partidos políticos: sabían que sólo podrían ejercer influencia entre sus compañeros si mantenían su autonomía y su prestigio profesional.

La aparición pública de este grupo de militares profesionales puso en evidencia la pretendida uniformidad de pensamiento que se atribuía al Ejército. También contribuyó a recuperar la confianza popular en las relaciones civiles-militares, deterioradas en extremo por la larga implicación militar con la dictadura y, en cierta medida, sirvió de contención del golpismo latente en la institución militar.

Los mandos franquistas actuaron contundentemente y en 1975 fueron detenidos los principales líderes de la organización, que en aquel momento se calcula contaba con unos 200 miembros. Al año siguiente se inició el juicio contra nueve detenidos que, en conjunto, fueron condenados a 43 años de cárcel y, en el caso de siete de ellos, a la pena accesoria de expulsión del Ejército.

Con la llegada de la democracia, los líderes de todos los partidos políticos agradecieron su actitud a la que calificaron de “patriota”, pero el temor a la jerarquía militar por parte de los políticos supuso para los integrantes de esta organización militar democrática que a ellos no se les contemplara la Ley de Amnistía y que tuvieran que esperar al año 1987 para que les fuera restituido su empleo, aunque obligándoles a pasar a la Reserva Transitoria.

Tuvieron que pasar muchos años: la Operación Galaxia, el 23 F, la entrada en la OTAN para que en 2010, el Ministerio de Defensa entregase la Cruz del Mérito Militar y Aeronáutico a 14 miembros de la UMD por la “valentía” que demostraron al colaborar “decididamente” en el camino hacia la Transición a la democracia española y por cuyo papel algunos fueron “encarcelados, juzgados, condenados y expulsados del ejército”.

                                                                Guillermo Reinlein

La victoria del PSOE (1982) por abrumadora mayoría absoluta no fue aprovechada para realizar, desde esa posición de clara legitimidad democrática, las reformas militares necesarias. El flamante nuevo gobierno socialista siguió la línea temerosa del anterior gobierno centrista buscando el apaciguamiento militar. Fue rechazada de plano por el Ejecutivo la participación en puestos de mando, dirección y asesoramiento de militares que se habían significado por sus convicciones democráticas, mientras que la presión sobre los militares demócratas continuó en los cuarteles ante la pasividad gubernamental y los cuadros de mando derechistas - algunos empezaron entonces su reconversión democrática - continuaron cómodamente instalados en sus destinos.

“El erguimiento, la disciplina interior, la lealtad del fondo a la forma, la imperturbabilidad, la desesperación tranquila y el heroísmo inverso y brillante del fracaso. De esa tradición romántica, dandi y progresista vienen los militares de la UMD”. (Francisco Umbral).

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