Podemos prepara un “plan de renta garantizada para los hogares que se han visto más golpeados durante la crisis y, así, nadie esté por debajo de la línea de pobreza”. Dicho plan pasará también por una reforma del mercado de trabajo que combata la desigualdad - incluida la de género – y por un cambio en la fiscalidad y en la tributación que “permita al Estado actuar como elemento redistribuidor de la renta”.
Esta es la noticia y aquí va mi interpretación de la misma. Un fichaje “mediático” en una línea socialdemócrata o reformista. Ha pasado Podemos de la propuesta utópica/e injusta de la “renta básica universal”/para todos, incluidos los que tienen dinero a la “renta garantizada o mínimo vital de subsistencia” para los pobres de solemnidad.
La primera propuesta lleva la injusticia - ocurrió en Francia en la época del Estado del Bienestar - que cualquier jubilado, incluido un terrateniente, por el hecho de serlo podía acceder gratis al transporte público.
La segunda, me parece mejor, ya existe y el País Vasco y Navarra, con una donación de 663 euros, son los mejores ejemplos con unas ayudas que superan el Salario Mínimo Interprofesional que está alrededor de 650 euros. Esta ayuda pública para personas que no cuentan con suficientes recursos económicos se da en todas las Comunidades de nuestro país, si bien la prestación media oscila desde los 663 euros que destinan al mes País Vasco y Navarra a los 300 euros que concede Murcia.
Claro está que a los burgueses les asusta una ayuda que casi está en paralelo con lo que, actualmente, cobran muchos trabajadores. Sin embargo, a niveles de superestructuras económicas coincido con el economista catalán/español Santiago Niño Becerra cuando apunta: “Al capital le interesa la renta básica para mantener el orden”.
Piketty ha explicado que su apoyo a Podemos se debe a que considera a este partido una "esperanza de democratización" para la zona euro, además de una posibilidad de "cambiar el equilibrio político en Europa" y conseguir que la Eurozona rectifique las "malas decisiones" que la llevaron a convertir una crisis estadounidense del sector privado en una crisis europea de deuda pública. Sin lugar a dudas, el economista francés se muestra contrario al clima de “austericidio” que proclama Bruselas.
¿Quién es Piketty?
Se le considera un especialista en desigualdad económica y distribución de la renta. En su libro “El capital en el siglo XXI” (2013) expone cómo se produce la concentración de la riqueza y su distribución durante los últimos 250 años. Sostiene que cuando la tasa de acumulación de capital crece más rápido que la economía, entonces la desigualdad aumenta. Para evitar dicho efecto propone unos impuestos progresivos sobre la riqueza. Incide, muy acertadamente, que la desigualdad económica entre individuos o países está relacionada con la idea de igualdad de oportunidades. Es decir, no explica el origen de dicha desigualdad con el concepto liberal/darwinismo natural y social/solo los mejores llegan a la meta. Otro economista, en la línea socialdemócrata, como Vicenç Navarro incide también en que la causa fundamental de la desigualdad económica y social es Política.
Piketty llega a la conclusión que el capitalismo es un gran sistema para crear riqueza, pero debe corregir los aumentos en la desigualdad que genera y subraya que la distribución de la riqueza favorece a los que ya poseen la riqueza heredada/los rentistas y que dicha desigualdad es la que conduce a la crisis. Señala que no debemos engañarnos por el descenso en la desigualdad experimentado en Europa y Estados Unidos después de la II Guerra Mundial, pues se debe a una serie de eventos entre los que destaca “la voluntad política de introducir un sistema impositivo muy progresivo”. Lo que se le olvida citar al economista francés es que aquella socialdemocracia nació para frenar la influencia de la URSS entre los trabajadores de la Europa occidental. (“Muerto el perro se acabó la rabia” y nació el neoliberalismo con su escuela de Chicago.
Críticas a Piketty desde una óptica marxista
Piketty se limita a confirmar una de las tesis centrales de Marx que muestra como el capitalismo es una máquina de producción de desigualdad en sí misma. Piketty se limita a establecer relaciones entre variables sin analizar la relación entre clases sociales.
En lo que sí acierta Piketty es en analizar que cuando la riqueza y el patrimonio de los capitalistas crece de manera acelerada se van a producir unos shocks/crisis. Sin embargo, se equivoca considerando que esa máquina de producción de desigualdad se controla con un impuesto a la riqueza. Dice un refrán que “la avaricia rompe el saco”, pero la avidez del avaro no desaparece.
Piketty es un economista reformador, progresista que parece “izquierdista” en esta ola de desaforado neoliberalismo que está atacando todas las condiciones de la vida del trabajador, deslocalizando la producción industrial de occidente para trasladarlas al este asiático y precarizando el trabajo.
La crisis en occidente produce que el capitalismo actual sean rentistas, no se comprometen en la creación de riqueza, sino que el dinero es solo especulativo y su bajo crecimiento es compensado con creces con lo que araña del trabajador (detraimiento de sus condiciones laborales) y con la ayuda del propio Estado que le garantiza sus “pérdidas en la ruleta” y le protege de males mayores.
Piketty ha sido asesor en el Partido Socialista Francés y sostiene que está en juego el contrato social, el encontrar una salida a la desigualdad creciente, pero que no está de acuerdo con la visión del derrumbe del sistema y la necesidad de una revolución social. A diferencia de Marx que señala que la desigualdad es un proceso intrínseco al sistema capitalista/al egoísmo humano, para Piketty una política impositiva resuelve y reequilibra el sistema.
De nuevo coincido con mi admirado Santiago Niño Becerra cuando dice: “Ni China, ni petróleo, ni Grecia; esto es una crisis sistémica” y solo el sistema podrá resetearse si hay un acuerdo sobre las deudas (todos deben a todos y habrá que ajustarse a la realidad” y un acuerdo sobre la Renta Básica para paliar el hambre y mantener el orden.
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