domingo, 26 de abril de 2015

Autoretrato, Antonio Machado

Antonio Machado (Sevilla.1875). Es uno de los grandes poetas españoles, pero si tuviera que escoger uno de sus poemas, elegiría su ‘Autorretrato’. Es un texto que habla de toda una vida: el  nacer, crecer/madurar y morir. En el poema vamos viendo todos estos pasos.


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.


Decide preparar oposiciones a cátedra de francés y en 1907 obtiene la vacante del Instituto de Segunda Enseñanza de Soria.

Ni un seductor mañana, ni un Bradomín he sido
ya conocéis mi torpe aliño indumentario,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. 

Escoge la figura del Marqués de Bradomín/personaje ficticio de Valle Inclán que encarna a un Don Juan, galante, cínico y descreído como antítesis de su forma de ser. No obstante, conoce el  amor auténtico a través de dos hembras: Leonor, su primera mujer que cae enferma de tuberculosis y muere a los tres años del matrimonio y la segunda, a la que llama en sus versos Guiomar y a la que nunca nombra porque era una mujer casada.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

El poeta se adhiere a la Alianza de Escritores Antifascistas (AEA) y se manifiesta claramente a favor de la causa de la II República Española. Sin embargo, nunca pierde la voluntad de diálogo,  basada en el reconocimiento del otro/del adversario. Este verso lo he seleccionado como título de mi blog/Sangre Jacobina.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

Machado es influido en su primera etapa por el modernismo/la belleza, la musicalidad; pero en su madurez reniega de esta corriente estética representada por Rubén Darío a los que denomina “tenores huecos”/sin profundidad. Su sentido religioso, reflexivo y profundo le mueve a escuchar “entre las voces, una” (su conciencia).

Converso con el hombre que siempre va conmigo
quien habla solo espera hablar a Dios un día;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Cristo y su mundo interior, nunca como acto egoísta sino de amor a los hombres (filantropía).

Y al cabo, nada os debo; me debéis cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Ésta es la premisa humana que  fundamenta la existencia e independencia estética  de Antonio  Machado, es decir, una autonomía económica absoluta entre su quehacer poético y profesional.  “Machado decía que pensaba permanecer  apartado de la política y que nada esperaba de ella,  como así fue, pues ningún cargo importante le dieron, ni él lo pidió.

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

El 22 de enero de 1939 Machado se exilia en Francia en su último viaje: Barcelona-Gerona
Collioure, lugar donde muere, es enterrado y reposan sus cenizas.

En mi caso, como a muchos españolitos fue Joan Manuel Serrat con sus discos dedicados a Machado y Miguel Hernández el que nos dio a conocer a estos grandísimos poetas. 
 
                             

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