“Solo ante el peligro” (1952) es sin duda la película de Gary Cooper por excelencia. Rodada por Fred Zinnemann en blanco y negro, es uno de los mejores westerns de la historia del cine, si no el mejor. Aunque ciertamente es un western atípico, carente de escenas de acción, tribus de indios o vistas panorámicas.
La película cuenta la historia de un solitario y noble sheriff, abandonado por los ciudadanos del pueblo que ha jurado proteger,ante la inminente llegada de un grupo de bandidos. Llegan en el próximo tren sedientos de venganza del marshall que les puso entre rejas. El sheriff Kane, orgulloso y fiel a su obligación, decide plantarles cara a pesar de la insistencia de su joven esposa y de todos sus conciudadanos que le sugieren que huya. Es el primer film del oeste donde el héroe tiene miedo y el rostro de Gary Cooper lo expresa, al igual que el desánimo y la soledad.
Desde el punto de vista ferroviario, todo gira alrededor de la hora de llegada del tren de mediodía; son frecuentes los planos de una larga recta de vía por la que finalmente aparece un clásico tren de pasajeros del Lejano Oeste Norteamericano.
El reloj marca la hora, las calles respiran vacío y el honor aguarda. Últimas miradas se alejan de la multitud cobarde y escondida, y su soledad le hace más grande. Y el tren como metáfora del tiempo y del devenir, algo a lo que tenemos que enfrentarnos. Cuando Kane ha salido victorioso, todos salen a su encuentro y él arroja su insignia de sheriff al suelo.
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