Una maravillosa película, se estrenó en 1983, dirigida por
Víctor Erice y basada en un relato de Adelaida García Morales. Es una cinta
intimista llena de elementos inconscientes en donde se contraponen el norte/sur.
En una ciudad norteña viven Agustín (procedente del sur, médico y zahorí con su
mujer, una maestra represaliada tras la Guerra Civil en España y Estrella, la
hija de ambos. La niña adora a su padre, le observa y sabe que guarda un
secreto.
El Sur comienza en el otoño de 1957, en una estación fría en
medio de un paisaje oscuro y triste, aunque no por ello, exento de belleza.
Estrella oye los gritos de su madre llamando al padre:
¡Agustín!. Entonces, la niña encuentra bajo la almohada el péndulo del padre y
la voz de ella sin ver su imagen nos dice: “Al ver el péndulo supe que nunca
volvería a ver a mi padre”.
Tan conectada está a su padre que intuye sus emociones y
reacciones. Así, imagina una escena en la que su padre -antes de nacer ella-
adivina que sería una niña y que se llamaría Estrella.
Una alusión al influjo de los astros como predeterminación
de nuestras vidas y a una relación prenatal con el progenitor. En tiempos
parciales y sucesivos se oye el pitido del tren/augurio de una marcha.
Estrella nos comenta: “Fui creciendo mientras nos
trasladábamos de un sitio a otro. Mi padre buscaba un trabajo fijo. Lo
encontramos en el norte (símbolo de prosperidad). Cuando está montando en el
columpio ve llegar al padre en la moto, esa imagen se fija en su mente al igual
que si un caballero andante se acercara a la princesa montado en un caballo
blanco.
Agustín lleva barba recortada, una boina del norte en su
cabeza y recubre su cuerpo con una gabardina. Con el péndulo localiza el agua y
con ocho monedas delimita que el líquido se encuentra a ocho metros de
profundidad. La niña observa que su padre genera admiración entre la gente y
ella se siente muy orgullosa.
La madre está en un segundo plano para Estrella. Nos cuenta
que fue una maestra represaliada y que la gustaban los cuidados de las plantas,
las lecturas de novelas y los quehaceres de la casa.
El concepto del SUR se introduce, por primera vez, a través
de unas confidencias de su madre: “Tu padre nació en el sur, pero marchó de
allí porque era rebelde”. A partir de esas palabras y unas fotografías que
encuentra, la pequeña comienza una fantasía sobre el paisaje de Andalucía, la
gente, las costumbres. ¿Qué sucedería para que su padre se alejara de allí?.
Suenan, entonces, los
acordes de una música con aires del sur: “Noche andaluza, de luna llena”. Hasta
aquí, podemos indicar que es la primera parte del filme.
Más adelante aparecen en la casa dos mujeres: Milagros, la
criada y la abuela por parte del padre. La niña pregunta a Milagros/la criada/La Tata por qué su padre regañó con su abuelo. Y Milagros la responde: “Por
cuestión de ideas”. ¿Por qué a mi padre le metieron en la cárcel?. Milagros
deja a Estrella sin respuesta y la dice que piense en la Comunión, en ese
vestido blanco de novia. “Yo no me pienso casar”.
La ilusión de la niña cuando está en la Iglesia es que su
padre vaya a verla. Cuando las niñas están comulgando, Agustín entra en el
templo, permaneciendo quieto en el umbral de la puerta. “Lo ha hecho por mi”-
dice Estrella-.
En casa, padre e hija bailan un pasodoble y la abuela y
Milagros regresan al sur.
Estrella descubre que en la mente del padre hay otra mujer.
¿Quién sería Irene Ríos? ¿Por qué papá había escrito tantas veces su nombre?.
Una tarde, al salir del colegio, mira un fotograma expuesto
en el cine de la pequeña localidad donde residen. Allí aparece la foto de una
mujer muy hermosa y observa que el padre entra a la sala. Agustín permanece
embriagado mirando en la pantalla la imagen de una diva, de una mujer fatal,
una mujer que muerde el corazón de Agustín.
Al salir, Estrella le sigue y su padre en el interior de un
café escribe una carta: “Querida Laura, acabo de ver tu película y veo que te
han matado. ¿Vives, sigues con ese nombre que te han puesto, Irene Ríos?. Como no sé dónde estás te envío esta carta a
Sevilla.
“Nunca olvidaré la cara de mi padre, como si le hubiera
pillado en alguna falta”.
Laura contesta a la carta de Agustín: “Hace ocho años, otras
personas a tu lado importaban más que yo. ¿Por qué me escribes después de tanto
tiempo. Es la magia del cine, la mujer fatal y no, la auténtica, pero el tiempo
es el más implacable justiciero”.
¡Agustín! Grita la madre en la noche. Era la primera vez que
su padre salía de noche sin decir nada a nadie. Regresa a escondidas y se oye
el pitido de un tren que se aleja.
Estrella encuentra raro a su padre desde que” escapó de
casa”. La niña sufre, mientras la madre se resigna con sus ovillos de lana, y
decide protestar escondiéndose debajo de la cama. Oye los pasos del padre, pero
a su silencio, él correspondía con el suyo. La seguía el juego solo para
demostrarla que su dolor era más fuerte.
Han pasado varias primaveras y Estrella es, ya, una
adolescente. Una foto de estrella se exhibe en la tienda fotográfica y observa
que el padre la mira con orgullo. Un día su padre la invita a comer y Estrella le pregunta:
¿Quién es Irene Rìos?. Él responde: “Conocí a una mujer que se le parecía
mucho, pero no a irene Ríos”.
Suena un pasodoble. Agustín dice:” ¿Recuerdas ese
pasodoble?. Lo bailamos el día de tu comunión. Estrella se aleja. Mientras
tanto, unos novios bailan el mismo pasodoble y la adolescente nos narra: “Le
dejé allí solo, abandonado a su suerte, esa fue la última vez que hablé con él,
pude haber hecho más”.
Aparece una escena en la que yace un
cazador/Agustín/suicidio. Retorna el frio y Estrella descubre un recibo de
conferencias. Su padre había llamado al sur, esconde el número de teléfono y
cae enferma. Milagros (La Tata/criada de la abuela) la pide que vaya al sur
para recuperarse.
Suenan acordes andaluces y Estrella nos confiesa: “En
víspera de la partida, apenas pude dormir. Estaba muy nerviosa. Por fin, Iba a
conocer EL SUR”.
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